Los cada vez más graves escándalos de presunta corrupción que afectan al PSOE han sido un terremoto para el partido, que en estos momentos sufre en su seno una evidente división entre quienes creen que Pedro Sánchez debe seguir al frente de la formación y del Gobierno y los que, por el contrario, piensan que es necesario cortar ya la sangría. Así se ha evidenciado este fin de semana durante el encuentro del Comité Federal, donde Emiliano García Page y Óscar Puente han sido las dos caras de la división.
García Page, que lleva meses siendo muy crítico con Sánchez, ha asegurado, según los audios de la reunión publicados por El País, que «seguir aguantando, por muy valeroso que sea, no deja de ser cavar más un agujero, agrandar la hipoteca de los que tienen que venir detrás». El presidente de Castilla-La Mancha ha añadido que «hay que pensar también en el PSOE del futuro». «Es un momento para tener generosidad«, ha dicho García Page, «es doloroso, lo estoy diciendo, es duro porque a nadie le gusta tener que plantear esto».
El precedente
Dirigiéndose a Sánchez, García Page ha afirmado que le toca aceptar «que a lo mejor no es necesario asumir tú el liderazgo en la salida de esta situación, que personalmente no creo que se pueda evacuar».
En el extremo contrario se ha situado el ministro de Transportes, Óscar Puente, que ha alertado: «Si sientan el precedente de que a un gobierno democrático lo tumban de esta manera, ese precedente no lo levantamos». Puente ha exigido a Sánchez que se mantenga porque se lo debe a los socialistas y al partido.