Lo que debía ser un simple viaje familiar desde Francia a Marruecos acabó convirtiéndose en una de esas anécdotas que se cuentan durante años: un conductor recorrió más de 300 kilómetros sin darse cuenta de que había dejado atrás a su mujer en un área de servicio.
Conductor despistado
La historia comenzó cerca de Orléans, cuando la familia —un matrimonio y su hija de 22 años— hizo una parada de madrugada para repostar. Mientras la mujer aprovechaba para ir al baño, su marido, convencido de que todos estaban ya en el coche, arrancó sin más y se puso de nuevo en ruta.
Para complicar más las cosas, su hija dormía profundamente en el asiento trasero y no notó la ausencia de su madre. No fue hasta varias horas después, ya en el suroeste de Francia, cuando el conductor se percató de que su esposa no estaba.
La geolocalización del móvil, clave
Desesperado por localizarla pero incapaz de recordar el punto exacto de la parada, pidió ayuda a la policía local. Lo que no sabía es que la mujer, que llevaba horas aguardando sola en un área de descanso, ya había contactado también con los agentes para explicar lo sucedido.
Gracias a la geolocalización de su móvil, la policía la encontró sana y salva tras pasar la noche a la intemperie, aunque hubo momentos de nerviosismo: al principio se barajó si podía tratarse de un abandono intencionado, quedando azarosamente todo en un monumental despiste.
Sin consecuencias legales, el marido tuvo que rehacer el trayecto, regresar a recogerla y continuar el viaje rumbo a Marruecos. Por suerte, esta vez la anécdota no pasó de un susto y unas cuantas horas de espera para la mujer, que seguramente corregirá la actitud de su marido de cara a unas futuras vacaciones.