Montoro -titular de Hacienda de Mariano Rajoy- y su equipo de confianza han sido imputados bajo presuntos delitos de prevaricación, falsedad documental, cohecho, corrupción en los negocios y tráfico de influencias, entre otras lindezas. Un completo en toda regla, vamos. En plena crisis de legitimidad del PSOE por la erupción de casos de también presunta corrupción institucional a manos de, al menos, sus dos últimos Secretarios de Organización, un exministro y dudas razonables sore la integridad de su Fiscal General, esta noticia cae como agua de mayo para el sanchismo, que ve en ello -y con razón, las cosas como son- la oportunidad para desviar la atención ante el estallido de una trama de corrupción de mayor envergadura en el rival que, pese a haberse consumado fuera de los actuales polos de poder populares, da una imagen profundamente negativa al aparato conservador.
Lo que, en su pletórica reacción, la izquierda nostrada parece ignorar de manera deliberada, son las bajas cotas de popularidad -por decirlo suavemente- de las que Montoro goza entre el electorado y el institucionalismo consdervador. Señores socialistas; su celebración no se puede ni comparar a la nuestra. El votante de derechas festeja frenético el inminente enchinoramiento.
La izquierda está súper preocupada denunciando la imputación de Montoro, como si hubiera asistido entre aplausos y bailes al último Congreso del PP.
— Carlos ME 🇪🇸 (@Carlos_emateo) July 17, 2025
Lo cierto es que lo queríamos tanto como Sánchez a Page. Podría haber ido perfectamente en el Peugeot con “los Pacos”.
Como se cree la izquierda que está la derecha tras la imputación de Montoro VS como realmente está pic.twitter.com/7IzuF93OWM
— Pablo Haro Urquízar (@pabloharour) July 16, 2025
No ha habido mayor traidor a la causa liberal del centro derecha que Montoro y su avidez por recaudar y subir los impuestos.
— CVallhonesta 🇪🇸🇺🇦🇪🇺 (@cvallhonesta) July 16, 2025
El PP pagará el pato, no nos engañemos. El manual de resistencia de Sánchez se entiende ahora un poco mejor; las noticias frenarán con toda seguridad el exponencial ascenso de los populares en las encuestas; si bien los casos, los tempos y las responsabilidades difieren, las formaciones se encuentran ahora en un campo de juego mucho más nivelado. No se salva nadie, que dicen en el bar.
No deja de ser entrañable, por eso, la encarnizada reacción del militante medio socialista. Los peros y la presunción de inocencia que con tanta avidez se ha defendido estas semanss desaparece por completo de su manual de prácticas. És lógico. Los hechos para la imputación se presumen tan evidentes que, pese a no haberse demostrado nada fehacientemente, la condena puede ejecutarse con toda legimitimdad discursiva… ¡Bienvenidos! Ha costado entenderlo. Ahora solo hace falta tener más cuidado a la hora de recibir con pundonorosos aplausos a determinados personajes.