El obrerismo más militante se cabrea. Pepe Álvarez, Secretario General de UGT, ha encendido hoy los ánimos de su afiliación tras dar apoyo al acuerdo para transferir a Catalunya una mayor capacidad de gestión fiscal. La dirección nacional justifica el apoyo como “un paso hacia un modelo federal que podría extenderse a otras comunidades”. Las explicaciones, pero, no convencen, y las voces internas y territoriales lo perciben como una concesión que rompe con los principios históricos de equidad y redistribución del sindicato.
Un abrazo a todos esos afiliados a UGT del resto de España
— Ana Losada (@analofe) July 18, 2025
Pepe Álvarez,al que le pagáis el sueldo con vuestras cuotas, os dice que vosotros os merecéis menos que los afiliados de Cataluña https://t.co/xaEs2TP3fP
UGT del País Valenciano ha manifestado su rotundo rechazo al acuerdo bilateral entre Gobierno y Generalitat, que dejan al resto de comunidades en una situación de clara desventaja. La reacción ha sido especialmente dura en territorios como Andalucía, Castilla-La Mancha o Murcia, donde existe un sentimiento creciente de agravio comparativo respecto a Catalunya..
En redes sociales y en algunas federaciones de base, afiliados han acusado a la cúpula sindical de “venderse al poder” y de “olvidar a la clase trabajadora del resto del Estado”. Muchos temen que la medida termine consolidando una España a varias velocidades, donde los derechos y servicios públicos dependan del lugar de residencia y no del principio de igualdad territorial.
Álvarez insiste en que lo acordado no se trata de un privilegio exclusivo para Catalunya, sino de un modelo replicable en el marco de una reorganización federal del Estado. Las críticas, pero, no cesan. Para muchos, el problema no es la dirección del cambio, sino la forma: se sienten excluidos de un debate que consideran fundamental para el futuro del país.