Albert Batlle, tercer teniente de alcalde de Seguridad en el Ayuntamiento de Barcelona, ha celebrado en una entrevista el descenso de la actividad delictiva en la Ciudad Condal. El veterano político ha recordado en el Diari Ara que “un apuñalamiento es muy grave, pero un apuñalamiento explicado 40 veces no son 40 apuñalamientos”.
Menos hurtos y más delitos graves
Sobre el aumento de los delitos graves, ha reconocido que “es cierto que se ha pasado del hurto al robo con violencia; esto quiere decir que, además de cogerte el móvil, te clavan un puñetazo”.
En lo relativo al crimen organizado, Batlle ha preferido moverse en el terreno de la cautela extrema: “son cosas muy excepcionales, muchas veces imperceptibles e inevitables”.
Narcopisos y las Táser
Los narcopisos son otro de los frentes abiertos en su concejalía. Además, aprovechando los grises de la legislación, los dispensadores de droga han incorporado la figura del testaferro sin antecedentes, que aparece en los papeles como un simple arrendatario —en muchos casos al corriente de pago— del piso donde se produce la venta.
La entrevista, centrada íntegramente en la segunda preocupación de los barceloneses, ha concluido con un anuncio tajante de Batlle: “No vamos a abrir el melón de las Táser a dos años de las elecciones”. Una declaración que ha indignado a la derecha del consistorio (PP, Vox y Junts) y a los sindicatos policiales de la Guàrdia Urbana, que consideran este utensilio una herramienta indispensable para bajar “en serio” la criminalidad en Barcelona.
