Ya sabemos a quién señalar. Ryanair ha reconocido tras años de respuestas negativas que incentiva económicamente -paga bonus- a sus empleados por detectar equipaje de mano que exceda las medidas permitidas en cabina. La aerolínea paga 1,5 euros a cada trabajador por cada maleta que identifique como no apta para viajar sin coste adicional.
Dicho incentivo se abona mensualmente en nómina y tiene un límite máximo de 80 euros por trabajador. Es decir, hasta 53 maletas “fuera de norma” pueden suponer ingresos adicionales para el personal de puerta de embarque; ahora se entiende lo aleatorio de sus controles. Una vez cubierto el cupo, ¿que más le da al empleado?
El bonus es, pese a todo, ridículo: el empleado recibe 1,5 euros, mientras factura 75 para Ryanair por maleta al pasajero afectado, penalización que se cobra in situ y que ningún viajero puede evitar si no se cumple con las estrictas dimensiones.
Ryanair ampliará de 40x20x25 cm a 40x20x30 cm, las medidas permitidas para adaptarse a los nuevos criterios mínimos de la UE.
La estrategia de monetización del equipaje coincide con los resultados récord de la aerolínea: 820 millones de euros de beneficio en el primer trimestre de 2025, más del doble que el año anterior pese a vender billetes a precio de saldo. Su agresiva política de suplementos dibuja el modelo de negocio de una compañía que sigue exprimiendo al viajero hasta el último centímetro cúbico.