José María Beneyto es director del Real Instituto de Estudios Europeos y catedrático de Derecho Internacional, Derecho Europeo y Relaciones Internacionales de la Universidad CEU San Pablo. Profesor visitante de la Universidad de Harvard y catedrático Jean Monnet de la Unión Europea. Es presidente de la Asociación Española de Empresas de Consultoría y del Instituto Gobernanza y Sociedad y presidió la Liga Parlamentaria España-Japón. Abogado experto en relaciones internacionales, fue diputado al Congreso, portavoz de Asuntos Exteriores, vicepresidente de la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa y miembro de la Comisión de Venecia. Acaba de publicar ¿Guerra o Paz? China, Estados Unidos y Europa.
¿Cuál es la trampa de Tucídides?
Es una metáfora histórica que ha utilizado Graham Allison, profesor de la Kennedy School y dice que, a lo largo de la historia, en 12 de los 16 casos que ha analizado, si existe una potencia emergente alternativa a la potencia hegemónica, el resultado es una confrontación abierta.
¿Se puede decir que es una constante histórica?
Unos casos clásicos serían Atenas contra Esparta, o Alemania contra Gran Bretaña a finales del XIX. Pero el libro que escribió Graham Allison intentaba descifrar cómo evitar la confrontación, y que esa línea histórica no acabara siendo otra vez una realidad.
¿Tenemos que tener esta metáfora muy en cuenta?
La metáfora ha sido criticada, en rigor no responde a la realidad histórica. Pero, como idea para reflexionar, es útil. China tiene la capacidad de ser la potencia alternativa. Es un desafío y una ansiedad para Estados Unidos, que le hace reaccionar, por ejemplo, con aranceles.
¿Debe preocuparnos?
China se apoderó de la globalización y le dio la vuelta inteligentemente, mercantilizándola. Pero no es una economía centralizada de planificación. Es dirigista, industrial y económicamente, y va en camino de liderar la economía mundial. Lo que habría que evitar es que Estados Unidos se ponga nervioso y acabe en una confrontación abierta.
¿Qué propone para tener buena relación con China?
Las inversiones chinas van a ir creciendo. Barcelona, Catalunya, España y Europa, tienen la gran oportunidad de actuar de una manera pragmática, igual que ellos, en el sentido de ver cuáles son los intereses mutuos. Obviamente, ellos ya no están absorbiendo de occidente. Ya generan know-how tecnológico, industrial, empresarial muy importante, además del gran músculo que poseen.
¿Es China un socio en el que contar?
Si, en muy diferentes áreas, sobre todo industriales, tecnológicas y comerciales. Poniéndonos a un nivel pragmático, lo mismo que hacen Japón o Corea del Sur, cuyo socio comercial y económico principal es China.
¿Y la geoestrategia?
Existe una sensibilidad de seguridad muy delicada. Hay que saber en qué mundo estamos, y hacia dónde va China. Es la gran potencia emergente. Está poniendo en cuestión la hegemonía norteamericana. Y controlará su área de influencia regional, el Indo-Pacífico.
Y quiere tener influencia mundial
Si, sea intencionadamente o no, por su propia población, capacidad económica y masa gravitacional, va a influir en el mundo, cambiando el orden internacional. Esa alianza “sin límites” de Xi Jinping con Putin, cerrada en Sochi una semana antes de la invasión de Ucrania, implica una intención clara de revertir el orden internacional creado por EEUU y sus aliados después de la II Guerra Mundial.
¿Es viable un encuentro cultural con China?
Los chinos, especialmente sus dirigentes, conocen mejor lo que hacemos y lo que somos que lo que nosotros sabemos sobre China. Más allá de la política o economía, existe la necesidad de un encuentro entre Europa y China, dos culturas que se respetan mutuamente, y tienen que iniciar un diálogo que casi no existe.
¿No somos del todo conscientes de loque está pasando?
En general, Europa está muy lejos todavía de entender que China es la gran potencia de la segunda mitad del siglo XXI y de las próximas décadas hasta 2050, creciendo en su impacto y su influencia.
¿La confrontación con Rusia es kriptonita para Europa?
Una consecuencia paradójica de la política de Trump es darse cuenta de que el espacio de Europa no se limita únicamente a su alianza con Estados Unidos. Pongamos el ejemplo de la India, que juega a todas las alianzas, con Estados Unidos, con Rusia, con el sur global e incluso se está acercando a China.
La invasión de Ucrania ¿hace imposible una entente con Rusia?
La hace muy difícil, pero Putin no es eterno como tampoco lo es Xi Jinping. Estos días ha estado por aquí Robert Kaplan, y ha dicho, bueno, después de Putin, Rusia va a ser un problema, el gran riesgo es que implosione. Y con Xi Jinping, China se está transformando en algo distinto a lo que había sido.
¿Qué papel debe jugar Europa?
Tenemos que tomar decisiones fundamentales sobre seguridad y defensa, autonomía estratégica, economía, mercado interior, unificación de la unión bancaria, que no avanza lo suficiente, y unión del mercado de capitales. Son los grandes proyectos que darán a Europa una capacidad, ya que si no se va a quedar como un apéndice de la gran masa euroasiática.
¿Eso pasaría por la disuasión nuclear?
Alemania ha decidido aumentar su presupuesto militar, y eso no debería hacerse sólo en un marco nacional, sino en un marco europeo. Macron habló de extender el paraguas nuclear francés, y habría que añadir ahí el inglés porque el francés es muy pequeño. El problema del armamento nuclear británico es su gran dependencia de la tecnología y componentes norteamericanos.
¿Es compatible rearme con transformación digital, medio ambiente y derechos humanos?
Debemos tener la confianza en que un modelo que los incorpora acaba siendo más eficiente que uno que prescinde de ellos. Es un contexto holístico, de externalidades que, si no se tienen en cuenta, son destructivas. China se ha dado cuenta de que la repercusión medioambiental de su modelo de industrialización acelerado tiene consecuencias muy negativas para el medio y el corto plazo incluso.
¿Y demográficas?
El gran desafío para China en los próximos 40 años es que pueden perder en torno a 270 millones de habitantes, mientras que la India va a ganar 335 millones de habitantes. En España vamos a perder 10 millones de habitantes, a pesar de la inmigración. Yo tengo confianza en el modelo europeo, si somos capaces de gestionar sus disfunciones: exceso de regulación y burocracia, dificultad en la toma de decisiones o los vetos nacionales.
El desafío para Europa ¿es afianzar su modelo?
Y hacerlo como algo atractivo para el resto del mundo. Ahora no podemos dejarnos seducir por la idea de que somos débiles, vulnerables, y hacer un seguidismo respecto a Estados Unidos-China. Es el momento de autoafirmación de Europa. Es una ventana de supervivencia para Europa.
El ideograma chino que representa la palabra crisis también se usa para la palabra oportunidad.
Así es.