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La izquierda y la inmigración

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Marcha celebrada en Bilbao para pedir la regularización de los inmigrantes.

Nadie ha reflejado con más lucidez la sumisión de la izquierda al islamismo que Houellebecq: antes un presidente musulmán que de derechas. Su novela Sumisión, de 2015, describe con precisión y maestría como las élites intelectuales y políticas de la izquierda se acomodan a la pérdida de libertades individuales que ha costado siglos conseguir y que han sido elemento central del pensamiento de la izquierda no dogmática. El denominado ‘gran reemplazo‘ no es una realidad hoy, y menos en España que en países como Francia, pero lo será a medio plazo si la dinámica migratoria y las tasas de natalidad siguen la tendencia actual. Además, aún sin ser mayoría social, pueden ser determinantes electoralmente. La izquierda piensa que serán sus aliados para alcanzar o mantener el poder. Pero nada impide que acabe siendo al revés como ocurre en muchas ciudades británicas o denuncia Houellebecq en su novela.

Los occidentales tenemos todo el derecho y la legitimidad histórica de evitarlo. Por nuestros descendientes. Volver a la Edad Media, sustituyendo el cristianismo por el el islamismo, no es una opción aceptable. No se trata de aprovechar los problemas sociales que genera el descontrol migratorio para fomentar la confrontación como hacen desde la extrema derecha con intención electoralista. Pero tampoco querer ocultar la realidad como hace la izquierda, también por intereses puramente electorales. Se trata de establecer políticas migratorias sensatas que eviten el estallido social en perjuicio de todos, excepto de políticos ávidos de poder. El cambio de posicionamiento ya se aprecia en muchos países europeos , incluidos algunos gobernados por los socialistas. También Trump en su visita a Escocia ha alertado a los europeos. Odio las redadas masivas y no digamos los linchamientos, pero se producirán si no se toman medidas con urgencia. Actuemos antes de que sea demasiado tarde, sino lo es ya.

No se trata ni de racismo ni de xenofobia. Aunque la delincuencia es un problema, sobre todo entre los más jóvenes y las segundas generaciones, tengo la mejor consideración de muchos marroquíes como trabajadores y personas honradas. Con unos valores familiares envidiables que en Occidente han caído en desuso. Pero es evidente que otros, el trato a la mujer o los homosexuales entre otras cuestiones, son incompatibles con la libertad individual, el laicismo del estado o la democracia, principios nucleares de Occidente. Y, sobre todo, es el papel de la religión y los clérigos en el islamismo político. Volver a estar sometidos a la Inquisición, aunque el wokismo, ahora en decadencia, también ha pretendido imponer una versión laica, es un retroceso civilizatorio inaceptable.

La encuesta de Sociométrica publicada por El Español es esperanzadora. Tres de cuatro españoles consideran demasiado rápida y excesiva la inmigración. Más del 80% es partidaria de expulsar a los delincuentes. Con estos porcentajes veremos un cambio de políticas, más o menos solapado, del PSOE. Si una política no aporta votos, al contrario los hace perder, se abandona. Sólo los que viven de caladeros menores de votantes ( Podemos , Sumar, etc.) mantendrán el discurso actual.

Cuando digo que un cambio de política es conveniente lo digo porque considero necesaria la inmigración, salvo que los-las españoles/as se pongan a tener hijos, lo que no va a suceder, o se asuma el decrecimiento económico que tampoco. Es necesaria por razones económicas y también humanitarias en casos de asilo. Eso sí, regulada y legal. De lo contrario el fiel de la balanza rebotará con fuerza con daños para todos. Lo primero es acabar con las mafias del tráfico de personas, algunas disfrazadas de ONGs.

Hamás con los escalofriantes asesinatos del 7 de octubre ha conseguido, a costa de la muerte de decenas de miles de palestinos, llevar su cruzada al interior de las democracias occidentales con la activa colaboración de parte de la izquierda. Sabían que Israel no iba a quedarse de brazos cruzados ante la pretensión de su exterminio. Los excesos de Israel no eliminan la responsabilidad de Hamas, y sus financiadores, en la situación que se vive en GAZA: Ocurre lo mismo con el tema de la islamofobia. Un viejo aforismo jurídico señala que » la causa de la causa es la causa del mal causado» y no hay duda que el problema nace del descontrol migratorio, la falta de contundencia ante la delincuencia y por el insoportable discurso que culpabiliza de todos los males del mundo al hombre blanco heterosexual.

Francesc Moreno
Francesc Moreno
Abogado y editor. Ha sido profesor de derecho financiero en la UAB y derecho mercantil en la UB. Fundador de cronicaglobal.com y SCC .

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