La guerra fría entre Gabriel Rufián y Pablo Iglesias sigue dejando titulares. Dos de los tótems de la izquierda contemporánea —cada uno en su nicho— se han enzarzado esta vez por la enésima propuesta de coalición electoral que el republicano lanza a todo lo que se mueva a la izquierda del PSOE.
Junqueras
Rufián bendice la idea como si fuera la fórmula mágica. Iglesias, en cambio, la manda al desguace sin contemplaciones. Ayer, en Las Mañanas de RTVE, el fundador de Podemos tiró de artillería: dijo haber comentado la jugada con Oriol Junqueras, y que la respuesta fue tajante: “Es una gilipollez”. Así, tal cual. Sin edulcorantes. Pero la cosa no quedó ahí.
El hoy director de Canal Red criticó que Rufián regalara la exclusiva a El Mundo. “Eso, si eres de izquierdas, no lo haces”, disparó. Porque para Iglesias hay líneas rojas que no se cruzan, y una de ellas es mimar a la prensa del sistema mientras dices que vienes a tumbarlo.
PSOE y «malmenorismo»
Además, el exprofesor de la Complutense subrayó que la jugada no cuenta con el beneplácito de la dirección de ERC y que, en el fondo, todo este sudoku político solo beneficia a los socialistas. “Al PSOE le interesa que haya un partido a su izquierda que haga lo que el PSOE diga”.
Por su parte, Rufián ha devuelto el golpe. Acusó al madrileño de no tener propuestas reales “para lo que viene” y advirtió en ‘X’ de que, si gobiernan PP y Vox, lo que nos espera es un festival de recortes, ilegalizaciones de partidos y cárcel para los disidentes. Pero Iglesias no se baja del burro. Para él, seguir vendiendo el “malmenorismo” —es decir, crear un partido a la izquierda del PSOE para apoyar al PSOE— es, en realidad, el camino más corto para que la ultraderecha acabe gobernando.