El periódico Ara ha irritado al independentismo más militante con su pieza «10 trucs per mantenir el català amb gràcia». El texto, en apariencia inocente y con la habitual dosis de reivindicación, propone consejos para preservar el uso del catalán de manera amable y no confrontacional. ¿La interpretación por parte de los lectores? Un intento de suavizar la identidad lingüística catalana, amparado en la «lógica de la sumisión».
TRUCS PER MANTENIR EL CATALÀ AMB GRÀCIA:
— Hansi Flickdemont i Parera (@Bertiresurrect1) July 30, 2025
1- No mantenir-lo ✨ pic.twitter.com/NQl2LMseXg
Los sectores más beligerantes ven en esta campaña una traición a los valores de resistencia cultural, acusando al medio de «alinearse con intereses de asimilación española». Muchos consideran que los consejos, como evitar situaciones radicales o adaptarse al interlocutor, especialmente en encuentros con autoridades, reflejan una postura «cobarde» que busca complacer en lugar de defender el idioma.
El enfoque desenfadado del artículo parece ser la mayor fuente de irritación, indentificándolo los críticos con un mensaje subyacente de «abandonarlo por completo«; promover una actitud pasiva en un contexto donde «el idioma ha sido históricamente reprimido y sigue enfrentando desafíos en su uso cotidiano».
Pur catalanisme imbecilitzat: caure bé i no fer enfadar. Continuisme periodístic que va de la mà del continuisme polític (covard i traïdor a Catalunya).
— Esteve x la República Catalana ||*|| #FemXarxa (@pensashure) July 30, 2025
Quan l'Ara ens aconsella d'abaixar el cap i somriure a l'amo. La síndroma de l'Oncle Tom.
— Joan-Lluís Lluís (@Joanlluislluis) July 30, 2025
El debate, como no, también ha tocado fibras políticas sensibles, vinculando la campaña al continuismo procesista, percibidos ya como tibios para el independentista de soca-rel, que estila ahora partidos más contundentes.
Las reacciones se resumen así en acusaciones directas de traición, burlas sobre la necesidad de ser agradables con figuras de autoridad y una constante tensión entre la preservación cultural y la confrontación política. El catalán, afirman algunos, está precisamente para provocar la reacción de quién «lo persigue» para reafirmar la identidad.
Ara protagoniza así un episodio de críticas y sonados ataques contra su línea editorial por parte de su supuesto público objetivo, que rechaza con contundencia las tesis buenistas y exige un tono más reivindicativo para la defensa de la lengua y aquello que perciben como su «identidad nacional». Toca reordenar prioridades.