¿Se imagina que un buen sueldo fuera la causa de su ansiedad? Eso es precisamente lo que ha determinado Korn Ferry, una consultora estadounidense especializada en gestión del talento, tras analizar diversos estudios científicos.
7 de cada 10
Según sus especialistas, el síndrome del impostor se cuela con frecuencia en la mente de quienes disfrutan de salarios elevados. Solo en Estados Unidos, Korn Ferry estima que más del 71 % de los CEO padecen esta fenomenología. En otras palabras, utilizando la terminología del Ministerio de Derechos Sociales del Gobierno de España, el llamado “salario emocional” termina imponiéndose a la retribución económica.
En esta línea, el medio Nació Digital recoge las declaraciones de Carlos González-Reyes, profesor de Economía y Empresa y del máster de Dirección y Gestión de Recursos Humanos en la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), quien señala: “Esta sensación de sentirse demasiado bien pagado suele darse en perfiles altamente cualificados, especialmente en sectores donde los salarios son muy competitivos, y en que la progresión profesional ha sido muy rápida”.
Depresión
La falta de autoestima, explica, desemboca a menudo en un perfeccionismo tormentoso que invalida cualquier éxito profesional y empuja al afectado hacia una depresión profunda.
No son pocas las personas que terminan renunciando a sueldos elevados con tal de recuperar su estabilidad emocional y dejar atrás esa constante sensación de estar ocupando un cargo que, en función de su esfuerzo y capacidades, creen no merecer.