Barcelona debe decidir qué quiere ser de mayor. Pocas voces han participado con tanta profundidad en el debate sobre las viviendas turísticas y el futuro urbano de Barcelona como Marian Muro. Directora de la Asociación de Apartamentos Turísticos de Barcelona (Apartur), exdirectora general de Turismo de la Generalitat y exdirectora de Turismo de Barcelona. En el ámbito privado fue Gerente de la patronal de las agencias de viajes y directora para España del Grupo Julià. Muro combina experiencia institucional y conocimiento directo del sector con una gran pasión y capacidad de trabajo.
Nos recibe en su despacho a la hora de comer. Solo queda ella. Son fechas para las vacaciones y las jornadas reducidas, pero Marian sigue al pie del cañón. Ella misma nos guía, nos enseña las oficinas y nos lleva hacía la sala que ha preparado para la entrevista. En la comunicación es siempre asertiva. No necesita papeles, tiene los datos en la cabeza; siempre actualizados. En apenas 5 minutos de charla, comprendes lo impresionante de su currículum.
En esta entrevista aborda con contundencia la situación de la vivienda, desmonta los argumentos que criminalizan al sector turístico y propone una visión ambiciosa y estructurada para el futuro de Barcelona. Con datos en la mano, lanza una advertencia clara: Debemos decidir qué tipo de ciudad queremos.
P: ¿Cuál es el verdadero origen de la crisis del acceso a la vivienda en Barcelona?
R: Hay una crisis, por supuesto. Pero no es por los apartamentos turísticos. Es porque no se han hecho políticas de vivienda. No se ha construido. La demanda ha aumentado sustancialmente, y se ha impuesto la ley de la oferta y la demanda. España lleva años sin hacer los deberes: falta de políticas de vivienda eficaces, demanda creciente con gran concentración de la población en zonas urbanas, aumento de la inmigración, incremento de los costes de construcción, dificultades para obtener licencias de obras que se eternizan y encarecen los proyectos, dificultades de acceso a la financiación, falta de vivienda pública lo que se traduce en una tremenda presión para las administraciones públicas , pisos vacíos que no salen al mercado por miedo a acupaciones ilegales o desahucios que tardan años en resolverse, la aplicación de límite en las rentas que si bien puede haber disminuido algo los precio puntualmente, está acabando con toda la oferta del mercado al optar los propietarios por cerrar sus pisos o destinar sus inmuebles a otros usos, el deficiente sistema de comunicaciones con el territorio que hace que se concentre la demanda en la ciudad -véase la alarmante situación de Rodalies – Hoy el panorama es gravísimo especialmente para los colectivos vulnerables y los jóvenes.
Ante esta situación, un político puede hacer dos cosas: reconocer el error, recuperar el tiempo perdido y construir con la máxima celeridad fomentando acuerdos con el sector privado y siendo un facilitador, o bien radicalizar el discurso y echar las culpas a terceros para evitar la fiscalización ciudadana. Y eso es lo que se ha hecho aquí. Se ha optado por culpabilizar a los propietarios, a los que alquilan, a los que no alquilan, a los que temen a los okupas, a los que no quieren asumir topes de renta, a los apartamentos turísticos… Todo el mundo tiene es culpable menos los que no han hecho nada durante años pese a las advertencias de los indicadores y pese a formar parte de gobiernos con capacidad y competencias para actuar y que no lo hicieron.
P: ¿Qué papel juegan las viviendas turísticas en esta situación?
R: Un papel marginal. En Barcelona hay 9.700 viviendas turísticas. Eso representa un 1% del total del parque de viviendas de la ciudad. Es decir, uno de cada cien pisos. Y aún así, siendo una cifra ridícula, se ha construido un relato en el que se nos responsabiliza del problema de acceso a la vivienda. Pero ese discurso, aparte de populista, es falso. Y yo me quejo más de lo que no es veraz que de lo que es populista. ¿Por qué es falso?. Por que cuando se dice que Barcelona recuperará 10.000 viviendas con la eliminación de los pisos turísticos, se está faltando a la verdad. En el hipotético e improbable caso que en el 2028 se eliminen las licencias, permanencerá el derecho de cada propietario para actuar libremente con su propiedad. Unos optaran por venderse el piso a un fondo, otros lo destinaran a alquiler profesional, otros a alquiler temporal, etc….En una encuesta que hizo Apartur solo el 3% de los propietarios manifestaron que destinarían su pisos a alquiler residencial de larga estancia. Porque entonces el alcalde transmite a la población que en el 2028 se recuperarán 10.000 viviendas?
Además, Barcelona es el ejemplo paradigmático en el mundo en orden y equilibrio respecto la regulación de viviendas turísticas. Yo he asesorado a gobiernos y conozco la normativa internacional. Desde 2012 en Cataluña hay regulación. En 2014, el alcalde Trias estableció la prohibición de otorgar más licencias para pisos turísticos. Y así ha sido. Las que había se depuraron y el gobierno de Ada Colau hizo un gran trabajo en la persecución de la oferta ilegal. Hoy los pisos turísticos están distribuidos por toda la ciudad, no se otorgan nuevas licencias desde 2014 y están plenamente controladas. La oferta ilegal es prácticamente inexistente. Según la inspección del propio Ayuntamiento, en manos del PSC, quedan 500 o 600 pisos en manos de mafias o en situación ilegal, una cifra ridícula si la comparamos con los más de 20.000 pisos turísticos ilegales que hay en las principales ciudades de España, las cuales empiezan ahora a restringir y regular, o las miles de habitaciones ilegales que están operando en Barcelona alojando a turistas cuando está prohibido.
Hoy los pisos turísticos contribuyen a la descentralización del turismo y a la distribución de la riqueza que aporta la diversificarse entre diferentes barrios. Es una oferta de calidad. alojamientos equipados con todo tipo de innovación y tecnología, sensores que miden la presión acústica, servicio de 24 horas presencial, medidores de sostenibilidad, etc
P: ¿Qué opinas del plan del Ayuntamiento de eliminar las licencias de viviendas turísticas en 2028?
R: Es un ataque frontal a la seguridad jurídica. Las licencias que se otorgaron en su día tienen carácter indefinido por lo que no están sometidas a renovación. Un licencia forma parte del patrimonio de una persona, por lo que si el Ayuntamiento quiere eliminarlas, eso es una expropiación. Y como toda expropiación, debe indemnizarse. Pero aquí se intenta disfrazar como un trámite administrativo. No lo es. Hay sentencias que lo avalan. Con independencia de ello, esta decisión solo comportará perjuicios para la ciudad, dado que las viviendas turísticas representan el 40% de la oferta de alojamiento de la ciudad: ¿dónde se alojarán los asistentes al MWC, al ISE, al F1?. ¿Dónde se alojarán las familias con hijos que quieren conocer nuestra ciudad y que no pueden hacer frente a los precios hoteleros?. ¿Cuánto se incrementarán las tarifas hoteleras en una situación de pleno monopolio (vease caso NY)? ¿Porque no garantizar la diversidad de elección de alojamiento a nuestros visitantes? ¿Como se combatirá la economía sumergida y oferta ilegal que aflorará tras su eliminación?…
¿Se imaginan que se hiciera esto con las licencias de taxi? Que el Ayuntamiento dijera: “El taxi no es un transporte sostenible. Vamos a crear nuevas licencias temporales solo para taxis eléctricos que se renovarán cada tres años”. ¿Cuánto duraría la ciudad con una medida así? ¿Qué sucedería con la movilidad en la ciudad? ¿O que mañana el Alcalde retire todas las licencias al comercio para edificar vivienda dada la grave crisis existente? Pues eso es lo que están haciendo con el sector de los pisos turísticos.
P: ¿Cree que hay motivaciones políticas tras esta medida?
R: Absolutamente. Es puro cálculo electoral. El Ayuntamiento está virando hacia la izquierda radical por miedo a que vuelvan los Comuns. Conozco bien al alcalde, he trabajado con él, y le profeso cariño, pero este no era su discurso, tal como pueden comprobar en la hemeroteca. Hoy «la eliminación de los pisos turísticos» es el gran slogan de su mandato. Inaudito, porque no responde a una necesidad técnica, ni aún análisis, ni a datos objetivos, sino a una estrategia política para captar cierto voto. Estamos en permanente campaña electoral.
P: Usted habla de incoherencia entre discurso y acción. ¿A qué se refiere?
R: Es muy sencillo. Una ciudad debe decidir qué quiere ser de mayor. ¿Queremos ser el hub tecnológico del sur de Europa, destino por excelencia de congresos médicos y científicos, un polo de atracción de inversión extranjera, de talento, de nómadas digitales? ¿Queremos tener un gran aeropuerto que incremente nuestras conexiones con el mundo? Estupendo. Pero entonces hay que actuar en consecuencia: facilitar vivienda, movilidad, equipamientos, seguridad jurídica.
Lo que no se puede es hablar de todo eso y al mismo tiempo decir que las viviendas son solo para vivir, que los contratos temporales no pueden existir, que la ciudad es sólo para sus residentes….porque no es compatible. Dónde se alojaran, los científicos que vengan a nuestra ciudad?, ¿el talento internacional que viene a la ciudad con una mayor capacidad adquisitiva?, ¿los estudiantes que llegan para cursar estudios en nuestras universidades?, ¿los visitantes que vienen de países lejanos para un tratamiento médico? Lo que hay que tener es un discurso coherente. ¿Qué quiere ser Barcelona de mayor? ¿Cuáles son sus objetivos? ¿Qué medidas hay que adoptar para la consecución de los mismos?. Y entonces actuar en consecuencia. Las grandes ciudades como Barcelona deben trabajar para encontrar un equilibrio. No se trata de prohibir constantemente todo aquello que la administración no sabe resolver, sino de pensar y buscar alternativas que permitan la prosperidad y competitividad de Barcelona así como una mejora sustancial de los derechos sociales de aquellos que son más vulnerables. En el equilibrio está la solución.
P: ¿Qué impacto tienen los apartamentos turísticos en la calidad del turismo?
R: A menudo se dice que atraen turismo de «baja calidad». Es completamente falso. Los usuarios de apartamentos son familias, profesionales, congresistas. Yo misma tengo cuatro hijos. Si no hubiera sido por los apartamentos turísticos, no habríamos podido viajar.
La pandemia marcó un antes y un después en el uso de apartamentos . Recuerdo que en 2021, durante la edición del ISE -de mínimos debido a la pandemia-, muchos de los congresistas preferían alojarse en apartamentos por seguridad sanitaria, por evitar zonas comunes. Ahí el sector empresarial descubrió su utilidad. Hoy los apartamentos que forman parte de Apartur —que son el 90% del total— tienen un nivel de calidad altísimo. Muchos incluyen salas de reunión, servicios 24 horas, sensores para evitar molestias, etc. Y son una elección de muchos de nuestros visitantes de negocios llegando a ocupaciones del 100% en eventos como el MWC, ISE, F1, Sonar…
P: ¿Qué perfil tienen los propietarios?
R: El 85% tiene una sola vivienda turística. No estamos hablando de fondos de inversión. De hecho, los fondos están en el sector hotelero, no aquí. El mercado está muy atomizado. Es un ecosistema de pymes y pequeños propietarios.
P: ¿Qué opina del discurso que defiende atraer solo turismo de alto poder adquisitivo?
R: Es muy peligroso. ¿De verdad vamos a discriminar al turista por lo que gasta? ¿Vamos a cerrar la ciudad al turismo familiar o de clase media? Si lo hacemos, nos cargamos la mitad de las pymes, del comercio de barrio que vive de ese turismo y haremos un retroceso en lo que fue la democratización del turismo.
La calidad no se mide por el gasto, sino por el respeto a la idiosincracia del destino. Hay albergues sostenibles premiados, y hay visitantes de bajo presupuesto que respetan mucho más la ciudad que otros. Además, Barcelona no es una ciudad de lujo. No lo es. Hay zonas y servicios de alta gama, sí, ero de eso a ser un destino turístico de lujo hay un mundo. No nos empeñemos en un cliente de lujo cuando la ciudad no lo es y no dispone de la oferta. Ni por seguridad, ni por imagen, ni por sus servicios mayoritarios, ni por su comercio, ni por su restauración media. Tenemos servicios y productos de altísima calidad pero Barcelona no es un destino de lujo ni va camino de serlo.
P: La tasa turística subiría hasta 15€ por día en 2029. ¿Qué implicaciones tendría?
R: Penaliza a las familias y a la clase media. No resuelve nada si no se destina a reducir las externalidades del turismo. Si se usa para mejorar limpieza, seguridad, recogida de residuos, parkings disuasorios, entonces bienvenida. Pero si es solo recaudatoria, es injusta. El turismo precisa de inversión en mejores comunicaciones. Barcelona para descentralizar ha de tener una mayor y mejor conectividad con su entorno. Ha de ir de la mano del territorio dando a conocer la riqueza de Cataluña, Barcelona necesita avanzar en un turismo accesible, mejorando y adaptando sus infraestructuras y servicios a los diferentes colectivos. .¿Porque no se destina el impuesto a mejorar la movilidad frenando la entrada masiva de buses a la ciudad? ¿Por qué no se crea la tan requerida agenda de ciudad en tiempo real para que el visitante sepa que visitar y cuándo, dónde evitar colas, alternativas existentes para poder disfrutar de una buena experiencia…?, ¿Por qué no se crea una guía para aquellos que han visitado en varias ocasiones Barcelona, con propuestas diferentes diseñadas por locales que les permita conocer una Barcelona alternativa?
La gente acepta pagar impuestos si sabe a dónde van. Si sirven para reducir las externalidades del turismo o hacerlo más sostenible. Ahora bien, si se pretende que sea un medida disuasoria a la llegada de turistas es un error y así lo acreditan experiencias similares en otros destinos.
P: ¿Qué medidas concretas propone para compatibilizar turismo y vida local?
R: Hay muchas y son perfectamente viables. Por ejemplo:
- Parkings disuasorios en los accesos a la ciudad, con lanzaderas sostenibles.Reducción del tráfico, contaminación, densidad, molestias a los locales…
- Regulación del comercio turístico: cambiar souvenirs por artesanía local, cultura, gastronomía, dando entrada a nuestra gente..De nada sirve modificar arterias de la ciudad como La Rambla si se mantiene la oferta de comercio y bares existente. Pongamos en valor nuestra cultura y artesanía.
- Oficinas de información turística que promocionen todo el territorio catalán. Barcelona es la puerta de entrada, debemos actuar con generosidad y promover el enoturismo la gastronomía de nuestro territorio, las diferentes costumbres y tradiciones….pomocionanado Cataluña contribuiremos a repartir el turismo por todo el territorio.
- Una agenda digital de ciudad en tiempo real. Cuando bajas del avión, poder ver qué conciertos hay, qué actividades culturales existen fuera de los circuitos típicos; oferta deportiva, gastronomía, etc.
- Herramientas de análisis de conducta, no solo de perfil. Saber qué hace el turista cuando llega y cómo redistribuir flujos. Tenemos mucha información del perfil del turista pero poca de su conducta. Conocer y saber lo qué hace nos permite intervenir y sugerirle alternativas que contribuyan a la descentralización y diversificación
- Promover otras caras de Barcelona. La Barcelona científica, la Barcelona creativa, la literaria (con motivo del Premio Planeta que lo tenemos en nuestra casa), la creativa, la de los nuevos chefs, discípulos de los grandes maestros….(esto ya se acordó en las líneas estratégicas de Turismo de Barcelona del 2020 pero hoy aún escuchamos de los responsables de turismo hablar de turismo cultural). ¿Cuándo no ha sido la cultura la prioridad para visitar Barcelona?. ¡Avancemos a otros ámbitos innovadores!
P: ¿Barcelona tiene margen para rectificar y construir ese futuro equilibrado?
R: Tiene todos los ingredientes para ser una ciudad equilibrada, de progreso social y económico. Pero necesita visión, un plan al margen de los calendarios electorales. Valentía, huir de la, improvisación y dotarse de equipos de profesionales que sepan, con amplios conocimientos, que se rodeen de equipos transversales de especialistas y técnicos en las diferentes disciplinas
Por otro lado, hay que dejar de penalizar a las empresas, sometiéndolas a todo tipo de controles y trabas. La administración ha de ser un facilitador no un obstáculo. Nuestros gobernantes han de tener conciencia de que trabajan para la sociedad, no para hacer su mundo mejor, sino el mundo mejor. Hay que crear las condiciones para atraer inversión, talento y, a la vez, proteger a los más vulnerables. Eso solo se hace con equilibrio, planificación y valentía.