Alejandro Macarrón, responsable de Estudios y Análisis Social del Programa CEU-CEFAS, dejó varios titulares en una conversación con El Debate. El asturiano critica la falta de políticos naturalistas en España y la laxitud en el control de fronteras.
No a delegar la natalidad
A su juicio, el principal problema del modelo que suscribe el Estado es pretender reemplazar la baja natalidad con la llegada masiva de inmigrantes: “Depender de que otros tengan los hijos que no tenemos nosotros no es viable”, afirmó.
Según Macarrón, la diferencia de nivel de vida entre los países de origen y España genera un efecto llamada que, sumado a la política subsidiaria del Gobierno, incrementa aún más el ingreso de individuos de fuera. El fondo de la cuestión, sostiene, es que esta enorme afluencia —3,6 millones de inmigrantes netos entre 2015 y 2025— fecunda el terreno para la aparición de guetos: parasociedades fragmentadas que degradan la enseñanza, la sanidad y el mercado inmobiliario.
No a la inmigración islámica
Para el demógrafo, no hay alternativa a fomentar la natalidad y reducir la presión fiscal, lo que facilitaría materializar el deseo de tener hijos y garantizaría la descendencia. Durante ese proceso de concienciación, además, sugiere “retomar los valores cristianos”, en línea con su tesis de que la financiación estatal del aborto “desvaloriza la vida humana”.
Por otro lado, las respuestas que plantea al diagnóstico rechazan frontalmente la compatibilidad no solo con una gran cantidad de inmigrantes, sino también con la inmigración islámica: “Miren lo que ocurrió en Torre Pacheco, la integración no parece buena”, advirtió, para luego añadir: “Si el Islam evolucionase como el cristianismo, no habría problema, pero eso no está ocurriendo”.