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Ayuno intermitente: ¿sirve para algo?

Ayuno intermitente: ¿sirve para algo?
Incorporar hábitos saludables en tu vida diaria es clave para reforzar tu sistema inmunológico y disfrutar de un bienestar duradero.

Cualquier experimento antes que subirse a una elíptica. Comer solo en una ventana de 8 horas y dejar que el cuerpo queme lo demás. El ayuno intermitente lleva años en titulares. La ciencia, sin embargo, es más sobria: hay señales de beneficio, pero no es una pócima mágica ni supera sistemáticamente a una dieta hipocalórica bien hecha. Un amplio repaso en The New England Journal of Medicine describe mecanismos plausibles -“cambio metabólico” hacia usar grasas y cetonas, menor inflamación- y beneficios potenciales en obesidad y metabolismo, aunque con resultados dipares en humanos.

Cuando miramos ensayos clínicos, el brillo baja un punto. Un ensayo aleatorizado en JAMA Internal Medicine con protocolo 16:8 no encontró pérdida de peso superior frente a comer “cuando toque” sin pautar calorías. La diferencia fue mínima. Otro estudio clave, publicado en 2022 en NEJM, siguió durante 12 meses a 139 personas con obesidad: ambos grupos recortaron calorías; añadir una ventana de 8 horas no aportó ventaja significativa (−8,0 kg vs. −6,3 kg; p=0,11) ni en grasa corporal ni en factores de riesgo metabólico. Conclusión: el “timing” no venció al conteo calórico.

¿Entonces todo es humo? No del todo. Un ensayo de “ayuno temprano” (comer de, por ejemplo, 7:00 a 15:00) halló pérdidas de peso algo mayores y mejoría de presión diastólica y estado de ánimo frente a horarios tardíos o ventanas amplias, lo que sugiere que alinear comidas con el reloj circadiano podría importar para algunas personas.

La controversia más reciente vino en 2024: un análisis observacional de más de 20.000 adultos presentado en un congreso de la American Heart Association asoció comer en <8 horas con un 91% más de mortalidad cardiovascular. Ojo: no prueba causalidad y ha recibido críticas metodológicas, pero recuerda que no todo vale para todos.

Seguridad primero: el AI no se recomienda en embarazo, lactancia, trastornos de la conducta alimentaria o diabetes tipo 1 sin estrecha supervisión. Centros como Johns Hopkins y Mayo señalan posibles efectos adversos iniciales (hambre intensa, cefalea, irritabilidad) y desaconsejan el AI en poblaciones vulnerables.

Veredicto exprés: el ayuno intermitente puede funcionar como una herramienta para reducir calorías y mejorar algunos marcadores en ciertas personas, especialmente si se hace temprano y con alimentos de calidad. Pero no supera consistentemente a una dieta hipocalórica equilibrada con ejercicio, y no es para todo el mundo. Si te atrae, prioriza: (1) calidad de dieta, (2) adherencia realista, (3) chequeo médico si tienes condiciones previas. La ciencia, hoy, va por ahí.

María Riera
María Riera
Licenciada en Ciencias de la Información por la UCM.

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