Se vienen curvas. Donald Trump se ha mostrado favorable a la propuesta de Putin de que Rusia asuma el control total de las regiones de Donetsk y Lugansk, al este de Ucrania. La posición, transmitida en la cumbre de Alaska del 15 de agosto, marca un quiebre con las pretensiones ucranianas y europeas.
Putin has tried and failed to conquer Donbas since 2014. So now he asking Trump to give it to him. Incredible.
— Michael McFaul (@McFaul) August 16, 2025
Putin es claro; Moscú pondrá fin a las hostilidades si Ucrania reconoce la anexión de ambos territorios. A cambio, Rusia congelará las líneas de frente en Jersón y Zaporiyia, sin avanzar más allá. Contra todo pronóstico, Trump alienta a sus socios europeos a considerar un acuerdo de “tierra por paz”.
Kiev no se achanta. Zelenski califica la propuesta como “una puñalada por la espalda”; no cederá territorio. Más del 80 % de los ucranianos rechaza entregar tierras a Rusia a cambio de paz.
Las presidencias europeas, como era esperable, se inclinan por mantener la defensa de la soberanía ucraniana. Bruselas advierte que aceptar el plan de Putin equivaldría a legitimar la invasión y sentar un precedente peligroso para la seguridad continental. Las reacciones mediáticas y políticas han sido de rechazo absoluto, con Trump bajop mínimos de popularidad en su propio espacio.
La Casa Blanca insiste en que Trump busca un “acuerdo realista” que ponga fin a la guerra, mientras prepara un eventual encuentro trilateral en Washington con Putin y Zelenski.
El escenario abre un dilema estratégico. Por ahora, lo único claro es que la apuesta de Trump coloca a su administración más cerca de las exigencias del Kremlin que de los reclamos de Kiev.