bnew2025
bnew2025

El falso liderazgo de la economía española

El falso liderazgo de la economía española
El presidente Sánchez durante la presentación de su balance del año 2024.

Pan para hoy, hambre para mañana. Ahora que han salido los datos del PIB del segundo semestre del año, podemos analizar el «progreso» de España dentro del conjunto de la UE, los perjuicios de este tipo crecimiento y sus motivos. Se están explicando verdades, sí, pero no todas. Los datos que ofrece el Gobierno no son falsos, pero ocultan la realidad del conjunto de la situación económica en España y la complejidad de su contexto. Es cierto que España ha crecido más que otros países de la zona euro en los últimos tres años y que los afiliados a la Seguridad Social alcanzan cifras históricas, pero eso no significa que el conjunto de la población esté mejor ni disfrutando de este crecimiento, lo que es, al fin y al cabo, el objetivo del progreso económico… ¿no?

El Ejecutivo sanchista utiliza los datos macroeconómicos, como los indicados anteriormente entre otros, y desde esa óptica es innegable que hay crecimiento. Pero si lo miramos desde una variante microeconómica, podemos apreciar la precariedad laboral, salarios bajos -en muchos casos estancados-, y una desigualdad que nos lleva a que el 15% de los ocupados en España pueda ser considerado pobre; la tasa de pobreza se mantiene inmovible, de hecho, en torno al 24%.

Pese al crecimiento macroeconómico, España se encuentra de forma permanente chocando contra estos indicadores de precariedad y pobreza. ¿Por qué? Fácil; España está creciendo en volumen, pero no en productividad ni en eficiencia.

El actual modelo económico español se basa en un bajo valor añadido y una baja productividad, ello nos conduce inevitablemente a salarios bajos.

Una baja productividad implica que se genera menos valor por hora trabajada, lo que limita la capacidad de las empresas para ofrecer sueldos más altos. Prueba fehaciente de este modelo se encuentra, de hecho, en los mismos datos macroeconómicos: España ha registrado un crecimiento sólido del PIB -un 3,2 % en 2024, muy por encima de la media de la eurozona- acompañado de una fuerte creación de empleo: la tasa de paro bajó al 10,6 % en 2024 y en 2025 se superaron por primera vez los 22 millones de ocupados –también hay aquí alguna trampa estadística-. Sin embargo, este dinamismo laboral no se ha traducido en mejoras de productividad: desde 2022 el PIB ha crecido un 7,4 %, mientras que el PIB por hora trabajada apenas lo hace un 1,5 % y la productividad por empleado solo un 0,6 %, llegando incluso a caer un 1,0 % interanual en el último trimestre de 2024. En consecuencia, la economía española crece en volumen gracias al empleo, pero sin ganar eficiencia, lo cual neutraliza la capacidad de elevar salarios y reducir la precariedad.

Para lograr un aumento sostenible de los salarios, es imperativo incrementar la productividad, punto. Esta puede crecer reduciendo costes o bien mediante inversión en formación y tecnología. Por ejemplo, en el sector industrial, la automatización de procesos en la automoción de Martorell ha permitido producir más con menos horas trabajadas. En cambio, la vía de inversión en capital humano se observa en empresas tecnológicas que apuestan por la formación continua en competencias digitales para sus empleados, lo que multiplica el valor de cada hora de trabajo. Lo que separa una vía de la otra es el valor añadido del producto: fabricar un microchip genera mucho más margen que producir tornillos, pero ambas -ahí reside la trampa- mostrarán un PIB al alza.

Otro aspecto clave es el impulso a la innovación: proyectos como el hub de energías renovables en Andalucía o el desarrollo de hidrógeno verde en Aragón muestran el camino.

En España se está creando, en su inmensa mayoría, empleo temporal, o fijo discontinuo, y a tiempo parcial, es decir, estacional y precario, con baja productividad, por lo que puede clasificarse como de muy baja calidad.

Todo esto, en resumen, nos dice que el crecimiento actual de España es a muy corto plazo, y más aún cuando cada vez más, tanto en nuestro entorno más directo de la zona euro como en el resto de economías del planeta, tenemos competidores con un crecimiento más enfocado en la solidez a largo plazo.

NOTICIAS RELACIONADAS

bnew2025
- Publicidad -

Opinión