El mundo nos mira, y no le acabamos de gustar. La imputación de Begoña Gómez por presunto tráfico de influencias y los escándalos de Sánchez han alcanzado una nueva dimensión internacional tras aparecer en la portada del Financial Times. El diario británico -referente mundial en prensa especializada- se ha hecho eco de los distintos casos que rodean al entorno de del presidente, desde Begoña, pasando por Koldo, Ábalos y Cerdán hasta las sospechas vertidas sobre el Fiscal General del Estado.
La escalada de los casos hasta la portada de uno de los periódicos económicos más influyentes del mundo supone un salto cualitativo en su impacto político y mediático. Hasta ahora, el debate se centraba en nuestro ámbito doméstico, polarizando a la opinión pública entre los más acérrimos defensores del sanchismo, que consideran las investigaciones un ejemplo de “lawfare” y quienes las interpretan como prueba de un entorno gubernamental marcado por la corrupción.
El Financial Times subraya que el gobierno de Sánchez es minoritario y que los escándalos que afectan a familiares y colaboradores cercanos han debilitado su autoridad en el último año. A su vez, recuerda que la oposición exige su dimisión.
Para los aliados europeos del socialisno nostrado, la aparición en portada resulta, como mínimo, incómoda, erosionando aún más la imagen internacional de Sánchez, que no pasa por su mejor momento. Para los inversores internacionales, el mensaje es transparente; España atraviesa un momento de inestabilidad política, con riesgo de parálisis institucional, poca seguridad jurídica y creciente tensión entre gobierno y poder judicial. Un destino ideal, vamos.