Putin ha lanzado hoy un desafío a Zelensky. El presidente ruso ha invitado a su homólogo ucraniano a celebrar la reunión bilateral que «tanto reclama» en Moscú. “Si Zelensky está listo, que venga a Moscú”. El guante ha sido lanzado desde China, donde Putin ha mantenido una serie de encuentros con diversas potencias orientales para afianzar apoyo y engrasar relaciones políticas -y comerciales-.
El ruso admite que la mediación estadounidense ha jugado un papel en su decisión. Si bien asegura que «no rechaza la vía del diálogo», insiste en que cualquier encuentro debe estar “orientado a resultados”. En este sentido, el Kremlin ha elevado sus condiciones previas para abrir conversaciones: levantar la ley marcial, celebrar elecciones nacionales en Ucrania -suspendidas tras el inicio de la guerra- y «organizar un referéndum en los territorios ocupados».
Zelensky siempre ha reiterado su disposición a reunirse “sin condiciones” con Putin. Hasta el momento no ha respondido oficialmente a la propuesta de viajar a Moscú.
Con la guerra entrando en su cuarto año, el terreno diplomático sigue tan enredado como el militar. La oferta de Moscú puede sonar como una apertura, pero en la práctica se mantiene como una línea roja difícilmente aceptable para Kiev. Los condicionantes son inasumibles y el peligro para Zelensky, tangible. Con todo, parece el principio -humilde- de un potencial acercamiento.