No valen truquitos. Estados Unidos se ha mostrado inflexible respecto al compromiso de los países de la Unión Europea para aumentar su gasto militar hasta llegar al 5%. El aviso lo ha dado embajador americano ante la OTAN, Matthew Whitaker: «Estados Unidos no tolerará maniobras contables destinadas a inflar artificialmente el gasto militar«.
El recordatorio tiene un culpable: el gobierno italiano estudia contabilizar la construcción del puente sobre el estrecho de Messina, un megaproyecto de 13.500 millones de euros, como inversión militar. Roma alega que la infraestructura, que conectaría Sicilia con la península, «facilitaría el movimiento de tropas aliadas» y, por tanto, «tendría un uso estratégico». No cuela. Para Estados Unidos se trata de “puente sin valor militar real”. El gasto debe dirigirse a soldados, armamento, artillería y ciberdefensa, no a “escuelas o proyectos de ingeniería extravagantes”.
Aunque el foco inmediato está en Italia, España puede y debe darse por aludida. Actualmente destinamos en torno al 1,3–1,5% del PIB a defensa, lejos incluso del antiguo compromiso del 2%.
Sánchez y el ejecutivo socialista ya han mostrado en diversas entrevistas y debates parlamentarios su predisposición a recurrir a “trucos creativos” para maquillar cifras –de eso sabemos un rato– España está bajo especial vigilancia por su valor estratégico y talante desafiante.
El sanchismo tendrá que decidir más pronto que tarde si está dispuesta a afrontar de manera real -y costosa- el compromiso del 5% o, si por contra, seguirá con la estrategia de conforntación por «la soberania de la nación». Dependerá, probablemente, de la popularidad del Ejecutivo a cada momento.