El Departamento de Justicia estadounidense está considerando una medida inédita: prohibir a las personas trans el acceso a armas de fuego al clasificar la disforia de género como un trastorno mental descalificante.
Este análisis surge tras el tiroteo en una escuela católica de Minneapolis, donde el presunto autor era una persona transgénero, que acabó asesinando a dos niños. Aunque todavía no se trata de una política oficial ni cuenta con aprobación ejecutiva, ha encendido una fuerte controversia.
Expertos legales alertan sobre los gravísimos desafíos constitucionales que implica. La medida podría vulnerar derechos consagrados en la Segunda Enmienda y la cláusula de igualdad de protección establecida por la Decimocuarta Enmienda. La Asociación Nacional del Rifle (NRA) se ha pronunciado en contra, al argumentar que aplicaría una restricción arbitraria e inconstitucional.
Además, organizaciones LGBTQ+ advierten que las personas trans son más frecuentemente víctimas que perpetradoras de violencia y que este tipo de medidas estigmatiza a un colectivo vulnerable.