Renania-Del Norte-Westfalia (NRW), el estado más poblado de Alemania, se convirtió este domingo en escenario de un hito político: el partido de ultraderecha Alternativa para Alemania (AfD) registró un marcado ascenso en las elecciones locales, especialmente sorprendente en la zona occidental del país, tradicionalmente reacia a sus propuestas.
Según sondeos preliminares, la AfD ha logrado cerca de un 16,5 % de los votos, frente al alrededor del 5 % obtenido en 2020 en NRW. Este crecimiento refleja un claro avance de la ultraderecha en un territorio considerado hasta ahora bastión del centro político alemán.
Aunque la Unión Demócrata Cristiana (CDU) mantiene el liderazgo con aproximadamente un 34 %, el resultado desvela tensiones crecientes en el espectro político y un desencanto ciudadano con los partidos tradicionales. El Partido Socialdemócrata (SPD) retrocede hasta el 22-23 %, mientras que Los Verdes sufren pérdidas severas, especialmente en distritos urbanizados e industriales donde la AfD ha instalado su discurso contra la inmigración, la inseguridad y el coste de la vida.
¿Posiciones más duras?
El ascenso de la AfD en NRW es significativo porque evidencia que su influencia ya no se limita al este de Alemania, donde históricamente concentraba su base electoral. Este resultado podría presionar a partidos como la CDU a endurecer sus posiciones en migración, seguridad y economía, con el riesgo de erosionar futuros acuerdos de centro-izquierda o centro-derecha.
Además, una AfD fuerte complica la gobernabilidad local, ya que puede forzar coaliciones inestables y debilitar a las formaciones que hasta ahora han sostenido el sistema político alemán. La pregunta que queda en el aire es si este resultado es solo un aviso regional o el preludio de un cambio más profundo en la política nacional.