El ‘Caso Negreira’ ha dado un giro explosivo. La declaración de Javier Enríquez Romero, hijo del exvicepresidente del Comité Técnico de Árbitros, ha hecho temblar los cimientos de la defensa del FC Barcelona.
Se complica el caso Negreira para el Barça
Su testimonio ante la jueza ha sido demoledor. Negó conocer los acuerdos entre su padre y el club blaugrana. Calificó esa relación como “poco ética”. Reveló que solo habría cobrado 60.000 euros por sus informes entre 2013 y 2018. Una cifra ridícula frente a los 7,5 millones que presuntamente el Barça pagó a José María Enríquez Negreira entre 2001 y 2018.
Según avanzó El Español, sus palabras derriban el relato que Joan Laporta ha repetido durante años. En 2023, el presidente culé exhibió ante la prensa cientos de informes y decenas de CDs. Aseguró que justificaban los pagos a Negreira como simples asesorías técnicas. Era, decía, una relación profesional y legítima.
Contra las cuerdas
Pero Javier Enríquez ha desmentido esa versión sin titubeos. Explicó que nunca facturó sus trabajos a través de las empresas de su padre. Que sus informes no tenían relación con los abonos millonarios del club. La jueza Alejandra Gil ha citado como investigados a Rosell, Bartomeu, Soler, Grau y el propio Javier Enríquez. Rosell trató de desviar el foco hacia el Real Madrid. Dijo que “no aceptan nuestros éxitos”. Pero admitió que apenas conocía esos informes y que le parecían poca cosa. Bartomeu, en cambio, defendió que sí existieron servicios de asesoramiento deportivo y arbitral.
Ambos insistieron en que con Messi no necesitaban ayudas. Mientras, Ana Paula Rufas, pareja de Negreira, se acogió a su derecho a no declarar. La investigación avanza con fuerza. Y la defensa del Barça hace aguas. La instrucción se acerca a su final. Las últimas declaraciones refuerzan la acusación de corrupción deportiva. El relato de Laporta está al borde del colapso.