El idilio de la progresía occidental con las causas exóticas vuelve a chocar contra la realidad. Khaled Boujemâa, coordinador local de la Flotilla hacia Gaza, ha anunciado su renuncia tras constatar que en el barco viajan activistas LGTB.
El coordinador de la flotilla de Gaza, Khaled Boujemâa, anuncia su dimisión en protesta por la presencia d’activistas LGBTQI+ en la flotilla.Entre ellos, Saif Ayadi, quien se identifica como un "activista queer". "Nos mintieron sobre la identidad de algunos participantes de la… pic.twitter.com/ogy0bV9sE3
— Lucia Etxebarria (@LaEtxebarria) September 22, 2025
De acuerdo con las informaciones publicadas por diversos digitales, Boujemâa ha acusado a la organización de haberle ocultado la identidad de algunos de los participantes, denunciando que “se nos mintió sobre quién estaba en la vanguardia de la flotilla”. En su modernísimo esquema de valores, la presencia de personas queer desvirtúa el mensaje central de la misión y entra en conflicto con principios “culturales y religiosos” que, por si alguien aún no lo sabía, no son precisamente los de Canadá.
Aquí un recordatorio: los referentes de la causa palestina quieren ver a un homosexual ni en pintura. Boujemâa lo dice sin rodeos, y no es el único.
Los restos de la Flotilla siguen llamando a la unidad, recordando que «el objetivo sigue siendo romper el bloqueo israelí». Ya empiezan, por supuesto, a aparecer notorias voces dentro del ecosistema woke diciendo que quizás la preencia de los símbolos LGTB sí es «apropiación de la causa» y habría que replantearlo. La sátira se desarrolla en directo.
No todas las causas que Occidente romantiza son compatibles con los valores que dice defender. Nos haría bien recordarlo.