La inmigración presenta un reto multifactorial. De acuerdo con los datos explotados por el Real Instituto Elcano y publicadas por El Mundo, las segundas generaciones de inmigrantes en España no logran cerrar la brecha con la población autóctona: los descendientes de inmigrantes presentan tasas mucho más altas de abandono escolar, menor nivel educativo y el doble de desempleo que los españoles de origen.
Según los datos de la Encuesta de Población Activa -efectuada por el Instituto Nacional de Estadística- para el cuarto trimestre de 2024, la segunda generación alcanza ya los 3,1 millones de personas, el 6,4% de la población residente. Si se suma el conjunto de inmigrantes -con nacionalidad extranjera o española-, representan un cuarto de la población total. A día de hoy, los hijos de inmigrantes son el 33% de los alumnos de Primaria y Secundaria.
Los datos son claros y muestran un desequilibrio que invita a la reflexión. Apenas el 25% de la segunda generación logra un título universitario o superior, cifra que palidece frente a casi la mitad de los autóctonos. Un 39,1% se queda en la secundaria obligatoria y un 33% abandona antes de tiempo. Los resultados son especialmente bajos en descendientes de africanos y latinoamericanos, donde menos del 20% llega a la universidad.
El mercado laboral no ofrece un escenario mejor. La tasa de actividad -gente que trabaja y gente que busca empleo- de la segunda generación (81,1%) es similar a la de los autóctonos (82,1%), pero la tasa de ocupación -indicador real de tranajo- se desploma hasta el 69%, once puntos menos que la de los españoles. El desempleo es también desigual: 16,6% frente al 8,1% de los autóctonos. En el caso de los africanos alcanza un alarmante 25,1%.
Con un peso creciente en la pirámide poblacional y unas brechas que no se reducen, las segundas generaciones de inmigrantes se consolidan como uno de los principales focos de tensión social y económica para la población productiva.