Marruecos está al límite. Nuestros vecinos del sur están viviendo una de sus semanas más convulsas en décadas. Las protestas juveniles, que se iniciaron el 27 de septiembre en respuesta a las misérrimas condiciones de los servicios públicos en el país, han escalado a lo largo de toda la nación, con un recuento preliminar de al menos dos muertos, centenares de heridos y más de 400 detenidos.
🇲🇦 Los jóvenes toman las calles de Marruecos en las mayores protestas de los últimos años: “No queremos el Mundial; queremos hospitales” https://t.co/AiS9X4EpXO a través de @elindepcom pic.twitter.com/q22d5YdwLe
— Francisco Carrión (@fcarrionmolina) September 28, 2025
El movimiento de protesta, “Gen Z 212”, tiene movilizados a decenas de miles de jóvenes que operan y se organizan a través de redes sociales. Reclaman inversiones en sanidad y educación frente al gasto millonario en infraestructuras para la Copa del Mundo 2030, que Marruecos organiza junto a España y Portugal. En un contexto de tensión y reiteradas quejas por el estado de los servicios públicos, el detonante se produjo tras la muerte de 8 mujeres a manos del sistema sanitario tras ser operadas de cesárea, evidenciando el deplorable estado de las estructuras de bienestar.
La tensión escaló ayer de manera abrupta, cuando en la localidad de Lqliâa, cerca de Agadir, las fuerzas de seguridad dispararon contra los manifestantes tras un «intento de asalto a una de sus brigadas.» Dos personas murieron. El Ministerio del Interior sostiene que las fuerzas actuaron en defensa propia y recuerda que ya se han contabilizado 263 agentes heridos.
Las imágenes que circulan en redes muestran un movimiento en gran parte pacífico, con marchas en Casablanca, Oujda o Tánger. Se exige la dimisión del primer ministro Aziz Akhannouch. “No estamos contra la policía, estamos contra el Gobierno”, repiten los portavoces de la protesta.
Las protestas se desarrollan en un contexto de miseria y hartazgo social. Marruecos es un país donde el desempleo juvenil roza el 36% y los servicios públicos han colapsado, en especial la sanidad. El Gobierno asegura estar dispuesto a «dialogar» y ha convocado una comisión parlamentaria para abordar la crisis sanitaria, aunque en paralelo elogia la “contención” de las fuerzas de seguridad.
Los rumores sobre la salud del rey Mohamed VI añaden tensión e incertidumbre. El monarca se encuentra visiblemente debilitado tras varias operaciones y la especulación añade aún más combustible a una crisis que promete ir a más.