El Barómetro de octubre del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS, Estudio 3528) fija un cuadro nítido: estimación de voto sobre sufragio válido de PSOE 34,8%, PP 19,8% y Vox 17,7%, con N=4.029 entrevistas. En voto directo sobre censo, el informe recoge PSOE 25,9%, PP 13,1% y Vox 12,6%. El CIS subraya que su cálculo se basa en “escenarios” y en el modelo bidimensional inercia–incertidumbre (Alaminos–Tezanos), definido como medición no prospectiva referida al periodo de campo. Estos elementos alimentan la pregunta central: ¿cómo leer una estimación que se separa del consenso de encuestas y sobre la que pesan dudas por desvíos pasados?
El mensaje de @CIS_Institucion destaca que la vivienda es el principal problema para el 37,1% en octubre; es un dato directo del informe que aporta contexto de opinión pública para interpretar el resto de resultados.
En su reacción, @Mtelladof ironiza con el barómetro y atribuye sesgo al presidente del CIS, José Félix Tezanos; ejemplifica la crítica política sobre la neutralidad del organismo.
El análisis de @kikollan sostiene que el CIS “sobrestimó a la izquierda en 41 de 42 elecciones” desde 2018; se trata de un recordatorio histórico que invita a contrastar las cifras actuales con resultados previos antes de extraer conclusiones.
La estimación del CIS es una señal más, no un veredicto. Su valor depende de tres cosas: que la brecha con otros sondeos se acote, que el método esté explicado con detalle y que los microdatos permitan replicar el cálculo. Si esas condiciones se cumplen, la cifra gana peso; si no, conviene tratarla como un outlier hasta nuevo aviso.