Junts está en las últimas. Las bases de representación en el territorio están apretando al Comité Ejecutivo de Puigdemont para forzar un adelanto de las elecciones generales. ¿El motivo? Sílvia Orriols Serra. Aliança acecha con mucha fuerza en las encuestas autonómicas y genera fuertes expectativas municipales. Ya en las elecciones de mayo de 2024 al Parlament, Aliança Catalana, que no contaba ni con una fracción de su actual popularidad, quedó primera en cuatro municipios de las comarques gironines y como segunda en decenas de localidades a lo largo de Catalunya. Su crecimiento asusta, pues se consuma en detrimiento de Junts, y los de Puigdemont saben que, una vez materializado el sorpasso, la hegemonía se les ha acabado.
Sin ir más lejos, Aliança Catalana protagonizará mañana una demostración de fuerza localista: la celebración de decenas de carpas simultáneas a lo largo de todo el territorio.
Participa al primer Superdissabte d’Aliança Catalana!
— Aliança Catalana (@CatalunyaAC) October 23, 2025
42 parades informatives per fer arribar el nostre missatge de dignitat, identitat i determinació a cada racó de Catalunya.
Us hi esperem!
💙 #SalvemCatalunya pic.twitter.com/UzLdTomER4
En este contexto, un adelanto electoral en España juega un doble propósito. Por un lado, Junts se «redignifica» -expresión usada por su propio electorado- haciendo caer a Sánchez por sus constantes incumplimientos para con la causa catalana. Recuperan cierto gravitas y pueden sacar pecho ante la Catalunya derechona. Por otro lado, y tal y como ha confirmado Jordi Aragonès para este medio, Aliança Catalana no se presentará a las elecciones generales. «Está más que hablado. No nos presentamos. Punto». Nos lo ha comunicado, por supuesto, en catalán.
Esto puede representar una ventaja para Junts; serían las últimas elecciones donde no competirán con Aliança antes de las municipales. Ello no solo les asegura una mayor cuota de poder institucional, sino que también evita la escenificación de la derrota. Una vez se instale la idea del sorpasso en el imaginario colectivo, Junts está acabado. Con esta maniobra y, en base a cómo encaren una hipotética nueva legislatura, podrían reposicionarse en el tablero político. Si las cosas siguen como ahora, Puigdemont está acabado.





