Sembrar el caos. Ese parece ser el único objetivo de Junts y de Carles Puigdemont frente al Gobierno del socialista Pedro Sánchez. Lo hicieron con ERC y Pere Aragonés y eso provocó la salida de Junts del Govern catalán y la caída de los republicanos. Pero, a la vez, supuso también un mazazo para la neoconvergencia, que tuvo que aguantar que el socialista Salvador Illa fuera investido presidente de la Generalitat.
Ahora parece que la estrategia con, o contra, Pedro Sánchez es similar: poner en tensión constante el apoyo de los siete diputados capitaneados en el Congreso por Miriam Nogueras con la pretensión de obtener a cambio prebendas como que el prófugo de la Justicia pueda beneficiarse de una vez por todas de la Ley de Amnistía. Así lo ha dejado entrever Puigdemont durante su comparecencia ante los medios tras la cumbre de la cúpula de Junts en Perpignan en la que se ha acordado dejar de apoyar a Sánchez pero sin explicar en qué consistirá esa falta de apoyo.
Puigdemont ha lamentado que, a la hora de negociar con el PSOE, existe un desequilibrio pues él mismo no puede trasladarse a España porque pesa sobre él una orden de detención. Además, ha reprochado a los socialistas otros incumplimientos como el de la no publicación de las balanzas fiscales. Y ha asegurado que entre Junts y los socialistas puede haber confianza personal pero no política. «No hay voluntad del PSOE para ejecutar los acuerdos políticos ni en tiempo ni en forma», ha dicho también.
Un PSC demasiado español
El líder de Junts ha arremetido también contra el PSC y contra el presidente Illa. Los ha acusado de la «españolización» de la Generalitat y de mantener una «pasividad absoluta ante el desastre de Rodalies y ante la desinversión crónica del Estado». Y ha ido más allá al asegurar que «existe una alianza estratégica del españolismo» que, según Puigdemont, permite al PSC apoyarse en el PP y en VOX «para bloquear los avances de Cataluña que propone Junts».
Así las cosas, el anuncio de ruptura podría ser un amago como los que sufrieron Pere Aragonés y su gobierno entre 2021 y 2023. Pero también podría ser una realidad que lograría poner en serios aprietos a Sánchez, que puede que tenga que volver a prorrogar una vez más los Presupuestos Generales del Estado por la falta de apoyo de los diputados catalanes. Lo que sí parece claro de momento es que en Junts no comparten la posibilidad de presentar una moción de censura instrumental con el PP y VOX, como se había barajado estos días.





