Las declaraciones del ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, reconociendo el “dolor e injusticia que España causó a los pueblos originarios durante la conquista de México» han sentado como una patada a la opinión pública española. Lo que el Gobierno vende como un gesto para “acercar posiciones” ha sido visto por muchos como una concesión innecesaria y una tergiversación histórica que demuestra un «pobre conocimiento» sobre la historia del país que lideran.
Las declaraciones del ministro Albares sobre los hechos ocurridos en la conquista de México constituyen un error histórico y una falta de perspectiva de cara al futuro. pic.twitter.com/IFL3HsKgX3
— José Manuel García-Margallo (@MargalloJm) October 31, 2025
Albares hizo estas declaraciones durante la inauguración de una exposición sobre la mujer en el México indígena, organizada con apoyo del Gobierno de Sheinbaum. La presidenta mexicana, que reclama desde 2019 un perdón formal de España por la conquista, celebró como un “primer paso importante” las palabras del ministro, aunque insiste incesante en que falta una disculpa explícita.
El resto de España no parece estar para nada de acuerdo. El PP ha sido de los más rápidos. Feijóo afirma no avergonzarse “de la historia de nuestro país” y reprocha al Gobierno que “pida perdón por hechos de hace cinco siglos, pero no por lo que hace hoy”. El exministro de Exteriores José Manuel García-Margallo califica las palabras de Albares de “error histórico y falta de perspectiva”, y recuerda que Cortés contó con el apoyo de pueblos indígenas desde el primer momento para llevar a cabo la conquista y que las Leyes de Burgos, de 1512 -Cortés llegó en 1519-, reconocieron los derechos de los nativos en igualdad a los de el resto de súbditos: no era una colonia, era España.
En 1836 se firmó un tratado de paz “olvidando agravios”, el Virreinato de Nueva España contó con universidades mucho antes que los países más desarrollados del mundo y el mestizaje fue una característica diferenciadora del imperio español frente a las colonizaciones anglosajonas. España abandonó los territorios en un estado de prosperidad, por lo que dificilmente puede hacerse responsable por su actual precariedad.
Mientras tanto, el Gobierno mantiene su postura: comprar el relato victimizador del pasado sin entrar en condenas ni pedir perdón abiertamente. Una fórmula que, por ahora, ni calma las críticas internas ni satisface las demandas de México.





