Nada. Absolutamente nada. El silencio de Ferraz se ha convertido en el sonido de fondo más revelador de las últmas semanas. Ante la filtración de los nuevos audios de Leire Díez –en los que asegura ser “la persona que ha puesto el PSOE” para investigar movimientos dentro de la Fiscalía y la Guardia Civil-, ningún dirigente del partido ha dicho una palabra. Ni comunicado, ni rueda de prensa, ni desmentido.
Las cloacas del PSOE: la fontanera del PSOE Leire Díez afirmó que “Sí, soy la mano derecha de Santos Cerdán. Pero nunca va a aparecer en ningún lado”. pic.twitter.com/2FITpz0Ent
— Hugo de Payns (@IgdePablo) November 12, 2025
Las afirmaciones de Díez, sumadas a la estética de todo lo presente, son, no nos vamos a engañar, de lo más disparatadas. Si la mentira fuera absoluta, sin embargo, lo natural sería una reacción inmediata: una querella por calumnias, una nota tajante, una negación pública. Porque si algo es rotundamente falso puedes negarlo con contundencia sin temer que afloren nuevas informaciones que te contradigan. No ha ocurrido. El PSOE, que habitualmente reacciona con rapidez contra acusaciones cuando se sabe fuerte, se ha refugiado esta vez en un mutismo parece algo más que prudencia.
Se nos ocurren tres hipótesis. La primera: que en Ferraz temen que haya más audios o pruebas pendientes de salir, y cualquier desmentido rotundo pueda volverse en su contra. La segunda y, si me lo permiten, más verosímil: que alguna parte del relato de Díez contenga elementos ciertos, quizá contactos informales o encargos verbales imposibles de documentar. Y la tercera, la más amable: que el PSOE opta por blindarse políticamente hasta conocer el alcance judicial del caso, evitando que una palabra fuera de lugar complique a la dirección.
Sea cual sea la razón, el resultado es el mismo: un silencio incómodo y muy elocuente. Los votantes no escuchan explicaciones, solo ven a un partido atrincherado, más preocupado por contener daños que por despejar dudas. En la «era de la transparencia», este silencio suena menos a serenidad que a miedo.





