A veces hay que saber cuando parar. Toni Comín, eurodiputado de Junts «exiliado» en Bélgica desde 2017 junto con Puigdemont, anunció en domingo la creación de un «nuevo proyecto político independentista de izquierdas». La iniciativa nace de la fusión entre Moviment d’Esquerres Socialista de Catalunya y Acció per la República, y se integrará, claro, en el paraguas de Junts per Catalunya. Su presentación oficial está prevista para el 30 de noviembre.
El exconseller, que hizo el anuncio a través redes bajo el mensaje “Empieza un nuevo futuro”, apeló directamente a “todas las personas de izquierdas y centroizquierda que aún creen que la independencia es el destino que Cataluña merece”. El objetivo declarado es reactivar el espacio progresista del procés, captar voto desencantado y contrarrestar el auge de Aliança Catalana -brillante estrategia-, con la que algunas encuestas sitúan a Junts ya en empate técnico.
#CampanyaElectoraldelPoble_Catalunya
— Lluïsset (@Lluisgjf) November 12, 2025
PRODUCTES CADUCATS!!!
Més brossa per incinerar.
Reciclatge impossible!
Toni Comín anuncia la creació d'un nou partit indepe amb "velles glòries del PSC/Psoe.https://t.co/7DXRFw1Cr2 via @TheObjective_es
Don @antoniobanos_ corrent a afiliar-s'hi perquè ha entès "més SCAT" enlloc de MEScat. https://t.co/1Vu1AbU1jN
— de Massaneda (@DMassaneda) November 12, 2025
ℹ️ Aquests són els partits pels quals Toni Comín ha rebut retribucions, per ordre cronològic:
— Sergi Maraña (@SergiMaranya) November 11, 2025
👉🏻 PSC amb Ciutadans pel Canvi (2003-2011).
👉🏻 Esquerra Republicana amb Junts pel Sí (2015-2017).
👉🏻 Junts (2019-actualitat).
👇🏻 I ara… 🤔 Un vividor de la política. https://t.co/y0w0QDvKkl
La respuesta en redes sociales ha sido abrumadoramente hostil. Desde el mismo domingo, las plataformas se han llenado de mensajes sarcásticos y despectivos que califican la iniciativa de “xiringuito desesperado”, “último cartucho de viejas glorias” o “nuevo PUFO”. Con independencia a la adscripción ideológica, todos coincides en ridiculizar la maniobra como un intento fallido de revitalizar un procecismo agotado tras años de desgaste.
El tono dominante es de fatiga: se cuestiona la credibilidad de Comín por su historial político volátil —del PSC a ERC y Junts— y por su situación de «exiliado».
Pese a la cobertura informativa en medios «institucionales» catalanes y estatales, que han destacado la fusión y el perfil ideológico, el eco en redes ha sido casi exclusivamente negativo. No han surgido campañas visibles de apoyo ni adhesiones públicas de peso, lo que refuerza la percepción de aislamiento.





