ERC y Junts recuperan una sana rivalidad. Las formaciones han protagonizado un nuevo intercambio público de acusaciones que evidencia el deterioro de relaciones y tensa más que nunca la entente procesista. El choque ha estallado después de que Gabriel Rufián cargara duramente contra Junts durante su intervención en la Cámara Baja, acusando a la formación de Carles Puigdemont de “vender mercadería tóxica” y de mentir al afirmar que su bloqueo sistemático al Gobierno español no afecta a Catalunya.
Rufián sostiene que Junts está actuando desde intereses partidistas y no desde una lógica de país -describiendo lo que viene a ser un partido político al uso, incluido el suyo-, afirmando que “para Junts, Catalunya no es su patria, es su negocio”. Según el republicano, la estrategia de votar en contra de todas las leyes del Ejecutivo tiene consecuencias directas para la ciudadanía catalana y «solo responde al intento de Junts de diferenciarse de ERC» tras meses de tensiones internas.
Las palabras de Rufián han encendido una respuesta inmediata en el entorno posconvergente, especialmente de Pilar Rahola, que ha acusado al portavoz republicano de actuar como “enemigo” y de haber despreciado sistemáticamente a Puigdemont, reprochándole también haber dado credibilidad en el pasado a la llamada “trama rusa”. Rufián “es el mejor diputado del PSOE”.
El enfrentamiento llega en un momento de máxima tensión entre los dos partidos, tras la decisión de Junts de bloquear la actividad legislativa del Gobierno como reacción al que consideran un incumplimiento reiterado de los acuerdos de investidura y al auge de Aliança Catalana como principal rival en las encuestas.





