Los Agents Rurals han llevado a cabo una actuación contundente contra el furtivismo en la comarca del Lluçanès, donde se han incautado 35 aves protegidas, de las cuales 21 se encontraban vivas en el momento de la intervención. El resto de los ejemplares lamentablemente habían fallecido.
Durante la operación, los agentes denunciaron a una persona por la tenencia de artes de captura ilegales, un método prohibido que continúa siendo una de las principales amenazas para la fauna silvestre en zonas rurales y forestales de Cataluña.
La intervención subraya la intensificación de la vigilancia que el cuerpo de Agents Rurals despliega en áreas vulnerables como el Lluçanès, donde los ecosistemas requieren una protección constante frente a prácticas que ponen en peligro la biodiversidad.
Mercado ilegal
Según han explicado, la recuperación de estos ejemplares tiene una doble importancia: por un lado, evitar que las aves entren en el mercado ilegal, y por otro, reforzar la disuasión contra quienes se dedican a capturarlas de forma clandestina. Este tipo de acciones, recuerdan, afecta tanto a la conservación de las especies como al equilibrio ecológico de la zona.
Entre las aves intervenidas se encuentran varios ejemplares de pequeño porte, habitualmente buscados por furtivos debido a su valor en el comercio ilegal o por su canto. La captura de estas especies, especialmente en periodos de reproducción o migración, supone un impacto crítico para las poblaciones locales.
Colaboración ciudadana
Esta operación forma parte de una estrategia más amplia del cuerpo, que en los últimos meses ha intensificado las actuaciones para combatir la captura ilegal de fauna en diferentes puntos del territorio. Redes prohibidas, trampas camufladas y otros métodos ilícitos siguen siendo detectados en zonas rurales catalanas, motivo por el cual se insiste en la necesidad de mantener una vigilancia constante.
Los Agents Rurals han recordado la importancia de la colaboración ciudadana para detectar y denunciar cualquier indicio de furtivismo, especialmente en áreas donde la fauna silvestre es más vulnerable. La ciudadanía, afirman, es clave para proteger el patrimonio natural y para alertar de prácticas que ponen en riesgo especies protegidas.





