Los datos son claros: España se ha olvidado de sus jóvenes — la encuesta de ingresos y condiciones confirma una brecha generacional creciente
Los datos que hoy se ponen sobre la mesa dibujan un país mucho más amable con los jubilados que con quienes intentan empezar su vida adulta. El economista Pablo García Guzmán ha explotado los microdatos de la Estadística de la Unión Europea sobre la Renta y las Condiciones de Vida —la encuesta conocida como EU-SILC por sus siglas en inglés— para seguir la evolución de la renta individual de jóvenes de 20 a 29 años y de personas mayores de 65 en España y en otras economías europeas avanzadas entre 2009 y 2023.

En esta encuesta no se mira el hogar completo, sino cuánto obtiene cada persona por su trabajo y por las prestaciones públicas que recibe, excluyendo rentas del capital y otros ingresos familiares. Según el trabajo, en 2009 la renta bruta individual de los jóvenes españoles superaba a la de los mayores; catorce años después la relación se ha invertido y la divergencia acumulada es la mayor del grupo de referencia. En términos de posición en la distribución de renta, el percentil medio de los jóvenes de 20-29 años cae unos 8,7 puntos entre 2009 y 2023, mientras que el de los mayores de 65 sube más de 6. Ningún otro país combina un descenso tan intenso de los jóvenes con una mejora tan clara de los mayores.

La brecha no se limita a la renta anual, también aparece en la riqueza acumulada. Los datos de la Encuesta Financiera de las Familias del Banco de España, resumidos por CaixaBank Research, muestran que entre 2001 y 2021 la renta mediana de los hogares cuyo cabeza de familia tiene menos de 35 años cae un 19,8%, mientras que la de los mayores de 74 aumenta un 40,5%. Entre 2002 y 2022, la riqueza neta de los hogares jóvenes se desploma un 72,7%, frente a un aumento del 98,7% en los hogares encabezados por mayores de 74 años.
La forma de medir también importa. Las estadísticas habituales usan la renta “equivalente” del hogar, que reparte los ingresos familiares entre sus miembros y puede maquillar la realidad de los jóvenes que no se emancipan. En España, la edad media de abandono del hogar paterno se sitúa en torno a los 30,3 años, unos cuatro años por encima de la media de la Unión Europea, lo que hace que muchos jóvenes aparezcan en las tablas como menos vulnerables gracias al colchón de sus padres, no a sus propios ingresos.
España es el país de UE con la mayor divergencia entre la renta de los mayores de 65 y la de los jóvenes (20-29 años), desde 2009.
— Juan Luis Jiménez (@JuanLuis_JG) November 26, 2025
Aunque en toda Europa la renta de las personas mayores crece más que la de los jóvenes (que, incluso, retrocede), en España es más grave.
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Por último, las cifras de la Encuesta de Condiciones de Vida del INE indican que alrededor de una cuarta parte de la población sigue en riesgo de pobreza o exclusión, aunque la tasa global haya bajado ligeramente al 25,8% en 2024. Los datos por edad muestran que la protección del Estado del bienestar resulta más eficaz para los mayores que para quienes aún están en edad de trabajar, reforzando la idea de un contrato social cada vez más desequilibrado a favor de quienes ya están jubilados.
No es país para jóvenes
— Jon González (@Jongonzlz) November 26, 2025
En España, los ingresos y la posición económica de los jóvenes han caído mientras los de los mayores han mejorado con claridad. El resultado es la mayor brecha generacional de la Europa avanzada
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El retrato que dejan estas estadísticas es incómodo para un país que presume de modernidad pero se organiza en torno al votante sénior. La combinación de un sistema de pensiones crecientemente costoso, una riqueza concentrada en los mayores y unos jóvenes con menos renta, menos patrimonio y más dificultades para emanciparse plantea dudas sobre la sostenibilidad política del modelo.
Reequilibrar la protección entre generaciones no exige enfrentar a jóvenes y mayores, pero sí reconocer que, con las decisiones tomadas en los últimos años, España se ha ido olvidando de quienes tienen por delante toda su vida laboral.





