La firma del acuerdo de subida salarial para más de tres millones de empleados públicos –un 11% acumulado entre 2025 y 2028, con efecto arrastre que lo eleva al 11,4-11,5%– ha encendido los ánimos en España.
El recibimiento es dual. Los funcionarios consideran la subida insuficiente para compensar la inflación acumulada y proyectada, que algunos cifran entre el 30% y el 31% hasta 2028. La sensación de pérdida de poder adquisitivo se repite como leitmotiv, acompañada de duros reproches a los sindicatos firmantes, acusados de aceptar “migajas” a cambio de mantener su influencia en las mesas de negociación.
De dónde van a sacar la pasta? De los trabajadores que producen.
— Hauntercito 🇺🇦🇯🇪 (@Hauntercito_) November 27, 2025
Así quedarán los sueldos de los funcionarios tras la subida del 11,4%: entre 28.200 y 37.800 euros en los próximos cuatro años https://t.co/MXpEx72X33
Así no se construye un país: los empleados públicos cobran ya 1.050 euros más de media al mes que los del sector privado.
— Elena Gómez Pozuelo (@gomezdelpozuelo) November 26, 2025
Privado vs. Público: la gran paradoja laboral en España
Privados:
➡️ Pagan impuestos
➡️ Crean empleo
➡️ Sostienen el gasto público
➡️ Viven con estrés y… https://t.co/YBhW5PWjek
El malestar es especialmente virulento entre trabajadores de sectores como sanidad, educación y justicia. “Traición histórica”, aseguran los que se sienten daminificados y cuestionan la legitimidad de los representantes sindicales.
Como era esperable, el sector privado ha estallado con ira. Asalariados, autónomos y empresarios denuncian que el 11 % acumulado -que en la práctica dejará al empleado público con 300-500 € más al mes según categoría- agrava una brecha ya insostenible: mientras la función pública encadena subidas garantizadas por ley, los convenios colectivos del sector privado apenas superan el 3 % anual y muchos asalariados ni siquiera alcanzan ese porcentaje. La diferencia media, que según datos oficiales de la Seguridad Social supera los 570 € mensuales a favor del público, se percibirá aún mayor a partir de 2025 y genera un sentimiento de agravio comparativo. Es lo que tiene crecer sin productividad, los salarios solo pueden subirse de manera artifical.
La ratificación definitiva por parte de CCOO, prevista para las próximas horas, avivará aún más la controversia.




