Europa envejece y se contrae, pero España sigue creciendo a un ritmo que ningún otro país grande de la UE puede igualar. Según los datos oficiales del INE y Eurostat, en los últimos doce meses la población residente aumentó en 425.801 personas, alcanzando los 48,9 millones. El 98 % de ese incremento tiene un único origen: la inmigración.
Cambios en la población por países de la UE durante el año pasado.
— MΛRC VIDΛL (@marcvidal) November 30, 2025
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El Instituto Nacional de Estadística lo deja claro en su último avance trimestral (1 de octubre 2024): de los 134.890 habitantes ganados en el tercer trimestre, 101.568 fueron extranjeros. Eurostat confirma que España fue, con diferencia, el país que más creció en términos absolutos y relativos en 2024.
Los extranjeros ya representan el 18,3 % de la población total (8,9 millones), según la Estadística Continua de Población del INE. Colombianos, marroquíes y venezolanos encabezan las nacionalidades. El saldo vegetativo (nacimientos menos defunciones) sigue siendo negativo y el envejecimiento avanza: la edad mediana roza los 45 años.
En paralelo, la natalidad toca fondo: en 2023 se registraron solo 322.000 nacimientos, un descenso del 1,2% respecto a 2022, con una tasa de fecundidad de 1,16 hijos por mujer. Esto contrasta con el boom migratorio, que compensa la «invierno demográfico» pero genera presiones en pensiones y servicios. Sin inmigración, la población española de origen caería en picado, dejando un Estado de bienestar al borde del colapso.
Algunos llevamos mucho tiempo diciendo que el supuesto “milagro económico español” es básicamente un incremento de trabajadores, entre ellos, migrantes. Crecer al peso quiere decir que los incrementos de la productividad son mínimos, por tanto, los salarios no crecen demasiado.… https://t.co/NeWY2TL3Oa
— Estefania Molina 🇺🇦 (@EstefMolina_) December 1, 2025
La inmigración puede ser una oportunidad, pero solo con reglas claras, selección y exigencia de integración. Sin ellas, el crecimiento demográfico se convierte en una carga que el Estado del bienestar no podrá sostener. España no puede ser el receptor sin límite de Europa mientras otros países cierran fronteras. Si no corregimos el rumbo ahora, en una década pagaremos muy caro la inacción de hoy.





