Sánchez Llibre, presidente de Foment del Treball, ha tenido a bien elevar la inmigración a categoría de “el aire que respiramos y el agua que bebemos”, en la defensa que la principal patronal catalana ha decidido ejecutar para mantener el actual modelo económico español, basado en la brutalización de empleo de bajo valor añadido, que requiere de altas tasas migratorias.
El informe presentado ayer advierte de un déficit de 1,4 millones de trabajadores para 2035 si no se abre la puerta a 140.000 inmigrantes en edad laboral cada año, ha encontrado eco inmediato entre economistas, algunos líderes empresariales y sectores progresistas, que ven en él un ejercicio de «realismo demográfico». Es evidente que, en una economia poco productiva y de crecimiento en base a intensidad, la inmigración es un elemento indispensable. Si es o no un modelo deseable es otro debate. (No lo es). La misma idea ha sido recibida con hostilidad visceral en amplias capas de la opinión pública y en los partidos que capitalizan el malestar social.
Nuestra población envejece. Eso es un hecho.
— Guillermo Lopez Lluch (@glopllu69) December 4, 2025
No sé si Junts, Vox, el PP y todos los demás lo han pensado.
Los empresarios catalanes reclaman un pacto para favorecer la inmigración: “La necesitamos como el aire para respirar” https://t.co/pzUkTEv0go a través de @el_pais
El debate, como sucede en estas cuestiones, se ha polarizado rápidamente. Un sector minoritario pero activo celebra el “coraje” de la patronal por decir en voz alta lo que muchos empresarios susurran en privado: sin inmigración, el modelo (in)productivo español se colapsa. La mayoría de las intervenciones destilan enfado y desconfianza. Se acusa a las empresas de buscar “mano de obra barata” a costa de los salarios y la cohesión social, de ignorar el paro juvenil español y de agravar la crisis de la vivienda. El término “esclavitud moderna” y referencias a la sustitución cultural aparecen con frecuencia.
🗳️ Políticos promoviendo inmigración masiva ➡️ nuevos votantes
— Jordi de la Fuente (@JordidelaFuente) December 4, 2025
🤑 Empresarios que no invierten las ayudas en mejoras pero manejan mano de obra barata ➡️ reventón de salarios
🏚️ Para los españoles ➡️ un futuro negro
Corruptos a la CÁRCEL, explotadores al PARO y REMIGRACIÓN 👌🏻 pic.twitter.com/wV386ojReb
A nivel institucional, la respuesta es más fría y calculada, pero no menos reveladora. Ni el Gobierno ni el PP han querido pronunciarse de forma oficial todavía: ninguno quiere aparecer defendiendo la inmigración masiva en plena ola de preocupación por la delincuencia y la presión sobre los servicios públicos.
Más significativo es el silencio relativo de las grandes centrales sindicales y de la CEOE nacional.
En Catalunya, el contraste es aún más crudo: la misma semana en que el Parlament ha aprobado (con votos de Junts, PSC y PP) la ley contra la multirreincidencia, enfocada en gran medida en delincuentes extranjeros reincidentes, la principal organización empresarial pide más llegadas y un “gran pacto social” para integrarlas.
España necesita inmigrantes para no desplomarse económicamente tras décadas de crecimiento deficiente, pero la sociedad, agotada por años de gestión caótica y discursos confrontados, ya no está dispuesta a aceptarlo sin condiciones muy estrictas.





