Un vídeo filtrado ha puesto a Brigitte Macron en el centro de la polémica. La primera dama califica de «idiotas asquerosas» a cuatro activistas que el 7 de diciembre de 2025 irrumpieron en el teatro Folies Bergère de París gritando «¡Abittan violador!» contra el humorista Ary Abittan. El cómico fue acusado de violación en 2021, pero la justicia dictó un non-lieu (archivo definitivo) en abril de 2024, confirmado en la apelación el 30 de enero de 2025 por falta de pruebas suficientes de coacción. Las militantes pertenecían al colectivo #NousToutes y llevaban caretas con la cara de Abittan y la palabra «violador».
🗣️ Brigitte Macron califica de «zorras estúpidas» a un grupo de feministas que irrumpieron en un espectáculo pic.twitter.com/l17x2RL00x
— ABC.es (@abc_es) December 9, 2025
En las imágenes grabadas el 8 de diciembre en los camerinos y difundidas por la revista Public, Brigitte Macron aparece riendo y diciendo: «Si hay idiotas asquerosas, las echamos a patadas», en apoyo al humorista, que temía nuevas interrupciones. Su entorno asegura que solo criticaba los «métodos radicales» de protesta, no la lucha feminista. El episodio golpea su reputación como figura progresista y defensora del #MeToo en un país donde las agresiones sexuales siguen siendo un tema explosivo: en 2023 se registraron 109.000 víctimas (un 13 % más que en 2022) y solo entre el 10 y el 15 % de los casos terminan en condena, según el Ministerio de Justicia. Esta baja tasa de condenas alimenta la frustración de colectivos que cuestionan las sentencias judiciales y exigen que la voz de las víctimas pese más allá del veredicto.
Propos polémiques de Brigitte Macron: pour Gwen et Claudia, militantes au sein du collectif "Nous Toutes Paris Nord", la Première dame "insulte l'ensemble des victimes de violences sexistes et sexuelles" pic.twitter.com/YpgjjGMUL0
— BFM (@BFMTV) December 8, 2025
El exabrupto de Brigitte Macron evidencia la brecha entre el feminismo institucional y el activismo que no acepta sentencias como punto final. En un clima donde la desconfianza hacia la justicia es alta y el #MeToo sigue vivo, muchos la acusan de menospreciar a las víctimas y ven dañada su imagen progresista. Sin embargo, el episodio también pone de manifiesto un cansancio creciente en parte de la sociedad francesa ante la cultura de la cancelación: cada vez más voces consideran que, una vez dictado un non-lieu (archivo definitivo) tras años de instrucción, boicotear espectáculos y seguir señalando públicamente a quien ha sido declarado inocente, equivale a una justicia paralela que ignora la presunción de inocencia.
El caso Abittan y las palabras de la primera dama, por tanto, no solo erosionan su crédito entre los activistas, sino que también cristalizan una fractura social que ya no se puede ignorar.
