Tezanos sigue en su línea. El barómetro de diciembre de 2025 del CIS ha irrumpido con fuerza, estimando que el PSOE mantendría un 31,4% de intención de voto, seguido por el PP con un 22,4% y Vox en un 17,6%, lo que otorga una ventaja de nueve puntos al partido en el poder. Los resultados llegan en un momento crítico, marcado por escándalos de corrupción como la prisión de exdirigentes socialistas y denuncias internas por presunto acoso sexual.
No puede ser que todos los estudios demoscópicos dibujen una realidad y el CIS dibuje una completamente distinta. Y falla, falla mucho.
— Memorias de Pez (@MemoriasPez) December 12, 2025
El descrédito que da a la institución es tremendo y cada vez hay una mayor sensación de que es dinero público tirado a la basura. pic.twitter.com/iM3zDleGuu
La práctica totalidad de las encuestas en medios sitúan al PP en torno al 31-33% y al PSOE por debajo del 29%, proyectando o bien un empate técnico -en votos, que no en escaños- o una ligera ventaja para la derecha. La muestra utilizada en este nuevo barómetro muestra un recuerdo de voto desequilibrado, con una sobrerrepresentación de electores progresistas, lo que genera percepciones de manipulación intencionada para contrarrestar el desgaste gubernamental.
Ya lo dijo Tezanos, él no es independiente, pertenece al Psoe
— Professor Dalí 🇻🇪 Edmundo (@OpinionX4) December 12, 2025
Preparando el camino para un pucherazo. Así siempre podrán decir que sus encuestas eran las verdaderas y las demás las erróneas
— G.M.G (@GMartnezG) December 12, 2025
Barómetro del CIS: El PSOE arrasaría en las elecciones.
— Gustavo Martínez (@GustavoBolsa) December 12, 2025
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No tienen ningún tipo de pudor. pic.twitter.com/TSLCOvO41J
En las redes, el sentir general es de escepticismo profundo, con un matiz de humor, y es que es tan descarado que poco más queda. La incredulidad ante cifras que parecen desconectadas de la realidad cotidiana, marcada por el empeoramiento sistemático en el acceso a la vivienda, la economía y la inmigración, que el propio barómetro destaca como prioritarias pese a estar directamente conectadas con la gestión socialista, no puede explicarse de ninguna manera.
En resumen, este CIS no solo ha reavivado el eterno debate sobre la «cocina» en las encuestas, sino que ha profundizado la polarización política, reflejando un país dividido en su percepción de la realidad. Con un contexto de inestabilidad, el sondeo actúa como catalizador de desconfianza, recordándonos que las cifras electorales son tanto un espejo de la sociedad como un arma en la arena partidista. Si persiste esta tendencia, podría erosionar aún más la credibilidad de las instituciones, urgiendo a una reflexión sobre cómo garantizar la transparencia en la medición del pulso social.





