Hay algo que todos damos por hecho hasta que falla: la sanidad. Y cuando falla, no es un debate ideológico. Es angustia, miedo e impotencia.
En Cataluña contamos con profesionales extraordinarios: médicos, enfermeras y personal sanitario que lo dan todo cada día. El problema no son ellos. El problema es un sistema que lleva años deteriorándose por falta de valentía política, mala planificación y una gestión alejada de la realidad.
Cuando la política falla, la sanidad paga
Conviene decirlo sin rodeos: gran parte de la responsabilidad de la situación actual de la sanidad es política. No hablamos de errores puntuales ni de circunstancias inevitables, sino de decisiones políticas acumuladas y de prioridades mal escogidas.
Mientras los políticos discuten relatos, banderas o estrategias electorales, los problemas reales se enquistan. La sanidad no colapsa sola: la han dejado colapsar.
No es culpa de los profesionales, que sostienen el sistema con un esfuerzo admirable. No es culpa de los ciudadanos. Es responsabilidad de una clase política que lleva años mirando hacia otro lado.
Urgencias colapsadas
Entrar hoy en urgencias se ha convertido demasiadas veces en una prueba de resistencia: horas interminables de espera, pasillos llenos de camillas y profesionales exhaustos trabajando con recursos insuficientes. El colapso ya no es una excepción, es la norma.
Citas que llegan tarde
Pedir hora con el médico de cabecera o con un especialista es una carrera de fondo: semanas, meses de espera. Esto convierte la sanidad preventiva en reactiva, y cuando se llega tarde todo es más grave, más caro y más doloroso.
Atención primaria, la clave del sistema
La atención primaria es la puerta de entrada al sistema sanitario. Hoy no funciona como debería. No es aceptable tener que esperar dos semanas para ser atendido por tu médico de familia.
Una primaria fuerte evitaría muchas consultas innecesarias en urgencias y permitiría detectar problemas de salud a tiempo. Sin una atención primaria sólida, el resto del sistema colapsa.
Atención hospitalaria bajo presión
La falta de personal y de recursos provoca el colapso de urgencias, listas de espera en especialidades y el cierre de plantas con demasiada frecuencia. Esto no es casualidad, es consecuencia directa de decisiones políticas.
La financiación que no llega
Cataluña aporta al conjunto del Estado mucho más de lo que después recibe en inversiones y recursos. No es un eslogan, es una realidad ampliamente documentada.
No todo es culpa de la financiación, pero ignorar este desequilibrio sería faltar a la verdad. Menos recursos y menos capacidad de decisión limitan cualquier política sanitaria.
Más relato que soluciones
La sanidad no necesita propaganda. Necesita menos burocracia, mejor gestión, recursos bien destinados y escuchar de verdad a los profesionales.
Una cuestión de dignidad
La sanidad no es un privilegio, es un derecho. Y un derecho que llega tarde deja de ser un derecho.
Cuando la política falla, la sanidad cae. Pero no cae por casualidad: cae porque quienes debían protegerla no lo han hecho.
