El anuncio de Sánchez sobre la remodelación del gabinete, con el relevo de Pilar Alegría por Milagros Tolón en Educación y Elma Saiz como nueva portavoz, ha sido recibida bajo críticas. Los cambios han sido calificados como «insuficientes y oportunistas», agravadas las declaraciones tras la derrota del PSOE en las elecciones extremeñas, que ha obviado de todo modo. Se destaca el timing como una maniobra de distracción ya habitual en el sanchismo, en medio de un contexto de «desencanto» generalizado con el Gobierno.
La legislatura está agotada. Ante la incapacidad para sacar adelante la agenda “social” toca dejar paso a PP y VOX y plantear una estrategia de regeneración a 10 años vista, con todas sus consecuencias. Estirar la agonía solo conseguirá ponerlo más difícil.
— Pedro J. Sánchez ✌🏻 (@pjandreu) December 22, 2025
Cambios cosméticos que no valen para nada y que no significará nada. En fin. Cero autocrítica, cero decencia y un cero para el Gobierno
— Diego López 🎄 (@Mastertana15525) December 22, 2025
Tampoco ha gustado en la izquierda. Acusan a Sánchez de evitar una remodelación más amplia pese a las demandas de Sumar, crispando más la relación con los socios de Gobierno y levantando incongnitas sobre un posible adelanto electoral si la entente sigue dañándose.
De primero de política lo de Sánchez. Que no se hablen de los resultados extremeños para que no piense la población que el PSOE está en un mal momento.
— Santi Perdomo🇪🇸 (@sperdomoloma) December 22, 2025
¿Cómo lo soluciona? Anunciando de manera ipso facta nueva ministra y nueva portavoz.
No hay que ser un lince para darse cuenta https://t.co/8xtr9fZUT7
Aquí, el núcleo de las críticas radica en la percepción de que estos movimientos carecen de profundidad y autocrítica; «ajustes cosméticos», dicen, insuficientes para revertir una legislatura que se describe como agotada y paralizada.
Emerge así un tono de desconexión entre el Gobierno y la sociedad. Estos cambios no solo ignoran demandas de aliados políticos para reformas más amplias, sino que también subestiman el pulso de una ciudadanía cada vez más escéptica ante promesas de «energías renovadas«.
El sentir general de las críticas pinta un cuadro de desconfianza y fatiga con el Ejecutivo tras más de 7 años en el poder. Lejos de inyectar optimismo, la remodelación se convierte en un catalizador para cuestionar la viabilidad del proyecto gubernamental, destacando una brecha entre las expectativas oficiales y la realidad, intentando a su vez vivir al margen del deshecho electoral.





