Semana de tensiones diplomáticos en hispanoamerica. Un intercambio de declaraciones entre Nayib Bukele, presidente de El Salvador, y Claudia Sheinbaum, presidenta de México, ha desatado fricción en el panorama internacional. En su habitual tono desafiente, Bukele usó sus perfiles en redes sociales el pasado 20 de mazo para cuestionar la estrategia de seguridad mexicana, sugiriendo que México, con sus vastos recursos y 130 millones de habitantes, debería replicar su modelo de mano dura contra el crimen organizado «estado por estado». “¿Por qué no pueden resolver el tema de la seguridad en un solo estado con menos habitantes que El Salvador?”.
He visto muchas publicaciones como esta y, la verdad, no entiendo la obsesión con El Salvador. Pero, en todo caso, 28 de los 32 estados de México tienen una población igual o menor a la de El Salvador.
— Nayib Bukele (@nayibbukele) March 20, 2025
¿Por qué, entonces, no pueden resolver el tema de la seguridad en un solo… https://t.co/WHjFC1kdOX
Un intercambio tenso
El 21 de marzo, Sheinbaum respondió desde Palacio Nacional durante su conferencia matutina. Sin caer en la confrontación directa, la mandataria mexicana rechazó el planteamiento de Bukele y pidió respeto hacia su país. “No voy a entrar en debate con Bukele. Él fue electo por su pueblo, pero al mismo tiempo pedimos respeto para México”, afirmó, subrayando la diplomacia como pilar de su postura. Su mensaje buscó cerrar la polémica, pero dejó entrever el malestar ante las críticas externas sobre la violencia que azota a México, dominada en gran parte por organizaciones criminales paramilitarizadas como lo son los carteles, auspiciadas por su hacer violento y la corrupción sistémica que caracteriza al estado mexicano.
El cruce pone en evidencia las profundas diferencias entre los enfoques de ambos líderes. Bukele ha ganado notoriedad por su política de régimen de excepción, que redujo los homicidios en El Salvador de 2,390 en 2019 a 154 en 2023. En contraste, Sheinbaum es un perfil político más al uso dentro de la izquierda ideológica, que apuesta por un «modelo que prioriza las causas sociales de la inseguridad». Este enfoque es ampliamente criticado por sus detractores, que ven es este talante «buenista» una falta de carácter y contundencia necesarias para hacer frente a la violencia extrema que asola a la nación. Este choque de visiones ha avivado el debate sobre qué camino es más efectivo en la región.
Nayib Bukele destruye elegantemente al gobierno mexicano. pic.twitter.com/WwKf7FpWyH
— Una mujer cualquiera (@CualquieraMujer) March 22, 2025
Aunque el episodio no ha escalado a una crisis diplomática, el intercambio refleja las fricciones que surgen cuando líderes vecinos opinan sobre asuntos internos con enfoques tan dispares. Las palabras de Bukele resonan en redes y medios, con una población profudamente hastiada por el crímen e inseguridad que caracterizan a dia de hoy la vida en México y que ve en la disposición tajante de Bukele un camino a seguir. Por ahora, la relación México-El Salvador permanece en calma, pero este intercambio deja una pregunta en el aire: ¿hasta dónde llegará la influencia del presidente salvadoreño en el discurso regional?