Alemania sigue dando giros en su rol geopolítico. La capital industrial del euro abandona tras años de histórica oposición sus reticencias hacía la energía nuclear. De acuerdo con el Financial Times, Merz da luz verde a Francia para eliminar «el sesgo antinuclear en la legislación de la UE». Si bien es cierto que este cambio no implica reactivar la nuclear en Alemania, la medida es un paso en positivo para equilibrar el mercado energético europeo, sin limitar opciones limpias y dando autonomía a los países miembros para fortalecer su soberanía eléctrica con la nuclear.
El viraje se enmarca las mutaciones discursivas de la CDU bajo Merz, que rompe ahora con el legado antinuclear de Merkel. Alemania cerró en 2023 su última central nuclear bajo la Energiewende en favor de las energías renovables. La cirisis a raíz de la invasión de Ucrania y la fuerte dependencia del gas ruso, pero, ponen en evidencia la fragilidad del plan y obligan ahora a replantear las decisiones –inesperadísimo-. Merz se vende ahora «pragmático» y señala la nuclear para cumplir los objetivos climáticos sin comprometer su estructura energética.
Merz refuerza así su imagen de conservador clásico después de endurecer su discurso antiinmigración para contrarrestar el auge de Alternativa para Alemania. Los virajes, pero, no están exentos de críticas, que le señalan principalmente de oportunista. El canciller parece ir a relieve, sumándose a modas. En este caso, pero, el giro pro-nuclear -electoralista o no- dibuja un nuevo paradigma en Europa, que se fortalece de dependencias extranjeras.
Este acuerdo franco-alemán reafirma una verdad que venía tiempo imponiéndose; la energía nuclear es una fuente verde provechosa, segura y eficaz. El paso da pie a un ciclo de mayor independencia energética y capacidad de desarrollo sostenible en la Unión Europea. Falta ver si España sabe aprovechar la oportunidad abierta.