Se acabó la agenda pacifista. Apenas horas después de detectarse el traslado de seis bombarderos B2 -parte más sofisticada del arsenal aéreo estadounidense- rumbo a Asia, Estados Unidos ha bombardeado tres de las principales instalaciones nucleares iraníes: Natanz, Fordow e Isfahán. Trump marca así la entrada directa de Washington en el enfrentamiento entre Israel e Irán.
— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) June 21, 2025
Trump ha confirmado la ofensiva a través de sus redes y con un discurso oficial televisado. El republicano califica el momento de «histórico para Estados Unidos, Israel y el mundo». “Durante años hablamos de la amenaza nuclear iraní. Hoy, tomamos acción”, asevera desde la propia Casa Blanca.
De acuerdo con la versión oficial, los objetivos han sido seleccionados por su relevancia estratégica dentro del programa nuclear iraní. El éxito de la opración ha sido confirmado por los propios medios locales. Se desconoce de momento el recuento de víctimas o daños colaterales ocasionados.
President Donald J. Trump Delivers Address to the Nation, June 21, 2025 https://t.co/yutRDvtWv0
— The White House (@WhiteHouse) June 22, 2025
Irán, por su parte, ha reaccionado coléricamente. Teheran condena sin paliativos lo que califica como “una agresión ilegal y temeraria”, prometiendo “una respuesta proporcional y devastadora”. El Consejo de Seguridad de la ONU ha convocado una sesión urgente. Trump se mantiene firme y es cristalino: «cualquier acción de retaliación por parte de Irán será contestada con una manifestación de fuerza muy superior a lo que se ha vivido hoy».
Israel ha celebrado efusivamente la intervención estadounidense. Netanyahu enmarca las acciones de Trump como un elemento indispensable para la consecución de la paz: “Primero viene la fuerza, luego la paz”. Con estas palabras ha agradecido a los Estados Unidos y su presidente por «ponerse del lado correcto de la historia».
El impacto económico global se empieza a notar apenas pasadas unas horas. El precio del petróleo ha subido un 10% y los mercados financieros muestran señales de volatilidad ante el temor de una guerra prolongada.
A la espera de nuevos movimientos, el mundo civilizado mira con atención la sucesión de eventos, confiando en un frenazo de las hostilidades para evitar el desarrollo de una nueva guerra en Oriente Medio con intervención internacional.
