Triunfo histórico para la clase media. Así aparece la nueva medida aprobada en el Congreso de los Estados Unidos, auspiciada por Donald Trump. La One Big Beautiful Bill, esa ambiciosa reforma fiscal que habría acabado con el idilio Musk – Trump.
La medida estrella es la eliminación total de los impuestos federales sobre propinas y horas extra. Desde el mismo instante de aprobación del texto, los -millones- de trabajadores del sector de la restauración y demás empleos por horas -camareros y empleados con ingresos adicionales- podrán quedarse con el 100% de ese dinero, sin descuentos fiscales. Eso supone un notable alivio para las clases trabajadoras más desfavorecidas, que presentan una alta dependencia económica de esos ingresos atípicos o la necesidad de de cubrir turnos más largos, ahora sin tener que preocuparse por la carga impositiva extra.
La norma hace permanentes a su vez los recortes de impuestos para la clase media, que antes eran temporales. Esto evita un aumento automático de impuestos que habría afectado directamente al conjunto de la clase media estadounidense en un momento económico aún delicado por los vaivenes de la geopolítica y los mercados internacionales.
También se ha ampliado el crédito fiscal por hijos, un beneficio que ahora llega a más familias y con montos más elevados. Este crédito busca aliviar gastos como alimentación, cuidado infantil o ahorro para quienes se han atrevido a dar el salto a la paternidad. Si bien por cuestiones demográficas esta medida favorece también principalmente a las classes medias, la política se emplaza en una lógica de fomento positivo de la natalidad, que busca así asegurar la viabilidad demográfica americana.
Los republicanos ya exhiben la ley como prueba de que “cumplen sus promesas” y que están “del lado de los trabajadores y las familias”. Desde Trump hasta los congresistas, celebran esta medida como un hito de su agenda económica.