La viejas rivalidades siempre afloran. Generalitat y Comunidad de Madrid protagonizaron ayer de la mano de sus respectivos premiers, Ayuso e Illa, uno de esos intercambios de reproches que vienen caracterizando la relación histórica entre las comunidades, agravada en torno al modelo fiscal y la financiación autonómica en España.
Las hostilidades las inició en esta ocasión Illa, que pidió “poner freno a la competencia desleal” que, a su juicio, ejerce Madrid con su política de rebajas fiscales; una acusación de “dumping fiscal” que «beneficia a las rentas altas, favorece la concentración de recursos en la capital y distorsiona la competencia entre comunidades». “
El socialista se amparó así en la necesidad de una reforma del sistema de financiación autonómica basada en el principio de ordinalidad -que «garantiza» que una comunidad que aporta más reciba proporcionalmente más- y dejó claro que su ejecutivo «comenzará a recaudar el IRPF de forma directa a partir de 2028«, en el marco de un nuevo modelo singular de financiación para Cataluña. Vale destacar aquí que la legislatura del Gobierno central, de quién depende esta medida, acabará, como muy tarde, en 2027, con un potencial cambio en el partido de Gobierno que no está precisamente por este modelo.
La realidad:
— Isabel Díaz Ayuso (@IdiazAyuso) August 3, 2025
La Comunidad de Madrid aporta el 80% de su recaudación; el 70% de la caja común. Solo con el margen regional bajamos los impuestos mientras la Generalidad fríe a los catalanes para sus negocios a costa de todos los españoles.https://t.co/CV2rgfEyUH
Isabel Díaz Ayuso, de temperamento ya conocido, no escatimó a su vez en críticas para el socialismo catalán cuya gestión tacha de ineficiente. La presidenta madrileña acusó a Illa de lanzar “una campaña contra Madrid” y de “freír a los catalanes a impuestos para mantener sus negocios políticos a costa de todos los españoles”. Ayuso reivindicó el papel económico de la capital, recordando que Madrid aporta el 80 % de su recaudación a la caja común y el 70 % de los fondos de solidaridad interterritorial.
La singularidad financiera sigue así tensionando el debate. El modelo propuesto, buque insignia del socialismo y su relato en Catalunya, se presenta obviando las suspicacias que levanta –los números, en su planteamiento actual, no dan– y atacando a terceros. Quizás para desviar la atención. Mientras tanto, los socialistas siguen haciendo equilibrios para mantener Moncloa y Generalitat.