Se acabó la era woke. Hollywood empieza a dar carpetazo a más de una década de producciones «para la diversidad, equidad e inclusión». La reflexión no nos viene del circuito mediático conservador, sino que corresponde a una columna de opinión del New York Times, medio de referencia para la progresía estadounidense, que identifica no sin saña un giro en las prioridades de la industria: menos énfasis en mensajes sociales y «moralinas» y más en propuestas que apuestan por el entretenimiento sin agenda.
El reboot “anti-woke” -en sus propias palabras- de Institnto Básico -ese largometraje que dejó a Sharon Stone para el recuerdo- o la serie de Netflix The Hunting Wives, descrita como “atractiva, provocadora y blanca”, en referencia a la ausencia de diversidad forzosa en su reparto, refuerzan la tesis.
La producción de referencia para este giro, pero, se la lleva American Eagle y su anuncio con Sydney Sweeney, que ante la celebración de la belleza clásica y un juego de palabras tan inocente como logrado, sufre aún hoy un brutal escarnio, profundamente acomplejado, que pretende relacionarlo con la «eugenésia» y otras lindezas; los coletazos absurdos de un movimiento en horas bajas.
El viraje, como todo en esta vida, es multifactorial. Responde a lógicas de mercado -el público general se muestra cada vez más hastiado ante la cultura woke– y tendencias políticas -aunque al final sea todo un poco lo mismo-. Trump ayuda, aunque él no inicia el movimiento; simplemente lo reproduce en su mensaje. “En las agencias ya no se exigen pronombres en las firmas de correo ni se prioriza a guionistas queer o de color como antes”. Todo dicho.
El cambio no significa necesariamente que Hollywood abandone por completo la representación de minorías Tampoco sería deseable. Simplemente relaja la obligación tácita de incluirla en todas las producciones. ¿El resultado? Un catálogo con más narrativas tradicionales, menos condicionadas por identidades y más enfocadas en el atractivo comercial inmediato y tener un mensaje real.
Un alivio creativo que promete más taquilla y una desescalada de tensión.