Europa tira de las orejas a Sánchez. Los socialistas han cancelado la adjudicación de un contrato público de 10 millones para suministrar equipos de Huawei en la RedIRIS: la red académica y científica que conecta más de 500 centros de investigación y universidades en España.
El Gobierno lo vende como «una apuesta soberanía digital y estratégica». La decisión, pero, llega después de que la Comisión Europea advirtiera en varias ocasiones del riesgo que supone la dependencia tecnológica de proveedores chinos como Huawei y ZTE. Bruselas se ha cansado de advertir a España que estas compañías respresentan “serias amenazas” para la seguridad de los Estados miembros, especialmente en infraestructuras críticas como redes de telecomunicaciones o sistemas vinculados a la defensa.
El propio PP había pedido ya a Bruselas que evaluara los riesgos de que Huawei pudiera tener acceso a datos sensibles del Estado, en especial tras la adjudicación para la actualización de un software de seguridad de la Policía Nacional.
Habrá una nueva licitación para sustituir un tercio del equipamiento. De momento, el Gobierno evita confirmar si Huawei quedará definitivamente fuera, pero la cancelación supone un mensaje cristalino.
Occidente no ve con buenos ojos la aparente sintonía entre Sánchez y Pekín, siendo este episodio apenas una muestra de las implicaciones geopolíicas que tiene para España este atípico acercamiento.