Por la mañana, el presidente Sánchez mostraba su “admiración” por los manifestantes pro Palestina que han intentado, a lo largo de toda la competición, expulsar al equipo Israel-Premier Tech de la Vuelta a España.
Volvió a cambiar de opinión
Por la tarde, paradójicamente, el mismo Sánchez que jaleaba a sus militantes en Málaga y rechazaba que la oposición “no diga nada ante la barbarie de Gaza”, impedía que los manifestantes antisionistas pudieran acercarse a la primera línea de espectadores que aguardaba la llegada del pelotón.
Las protestas, encabezadas por Ione Belarra e Irene Montero (UP), quedaban desdibujadas por el enorme despliegue policial. Ya en Atocha, la Policía Nacional, además, interrumpía la marcha de las asociaciones convocantes y garantizaba que la etapa en la capital pudiera transcurrir con normalidad. De nada sirvieron las quejas de las políticas de Podemos, una agente de la UIP respondió con contundencia y finiquitó la conversación: “Estamos aquí para garantizar su seguridad”.
Indignación en Podemos
Posteriormente, por un lado, la ex ministra de Igualdad y actual eurodiputada denunció en ‘X’: “El Gobierno por la mañana dice que está orgulloso de quienes protestan y por la tarde saca las tanquetas para reprimir la solidaridad con Palestina”.
Por otro, la secretaria general de la formación morada señaló que “Madrid ha sido militarizada” y reprobó la presencia de “lecheras, tanquetas”, condenando “la brutal represión». Unas declaraciones que contrastaban con la realidad, y es que no se habían reportado incidentes entre manifestantes y policías en ese momento.
¡Última hora!
Un numeroso grupo de manifestantes antisionistas causan disturbios y consiguen interrumpir y suspender definitivamente La Vuelta. Los violentos han procedido a lanzar vallas y todo tipo de objetos hasta invadir el circuito con banderas palestinas, obligando a la organización a suspender la etapa. Según fuentes policiales, se habrían producido múltiples detenciones.
Llama la atención que un dispostivo de más de 1.500 agentes no pueda garantizar que los ciclistas puedan competir sin verse obligados a sortear manifestantes. Algunos espectadores que presenciaron el boicot lamentan que desde Interior haya renunciado al ejercicio del monopolio de la violencia légitima, dejando «la imagen de España por los suelos».
