La Flotilla se ha quedado sin el apoyo de España e Italia. Tras una minuciosa reevaluación del rédito mediático, los gobiernos mediterráneos han decidido dejar a su suerte a los activistas.
Leggo con stupore le parole della Flotilla che mi accusa di considerare “un pericolo” civili disarmati e navi cariche di aiuti.
— Giorgia Meloni (@GiorgiaMeloni) September 30, 2025
La verità è semplice: quegli aiuti possono essere consegnati senza rischi attraverso i canali sicuri già predisposti. Insistere nel voler forzare un…
En concreto, Roma ha anunciado que sus buques de la Marina abandonarán el acompañamiento a la flotilla una vez ésta alcance las 150 millas de la costa de Gaza: no asumirán el riesgo de una posible confrontación con Israel. Un repliegue calculado que desactiva el “escudo europeo” -pagado, por supùesto, de nuestro bolsillo- para los acólitos de la iniciativa.
España, en contra del relato imperante, nunca planteó una escolta militar real. La implicación sanchista se limitava a asegurar un eventual -y poco probable- apoyo humanitario o de rescate en caso de ofensiva israelí grave. Una posibilidad extremadamente remota. El matiz cobra ahora más relevancia: España se desmarca de cualquier intento de romper el bloqueo marítimo impuesto por Israel y evita situar a su Armada en un choque directo.
¿El resultado? Nuestro símbolo de presión internacional avanza en soledad y con una narrativa debilitada. Los gestos de apoyo se han traducido en cautela diplomática, y las proclamas se evidencian como más retórica que realidad.
🇪🇸🇵🇸 | La activista estrella de la timo-flotilla publicaba esta mañana un mensaje de despedida para su familia, como si fuera a morir, asegurado que sería el último. Luego siguió subiendo vídeos como si nada. https://t.co/zaOofELaAv pic.twitter.com/QK7QaZwXH0
— ʜᴇʀQʟᴇs (@herqles_es) September 30, 2025
La soledad en alta mar supone un revés notable para los activistas, aunque ni de lejos tan dramático como el que pretenden escenificar. Sus rostros más mediáticos publican abanderados discursos y cartas de despedida, como si el fin de la cobertura europea fuera a suponer su final a manos de Israel. Tranquilos, compañeros, antes de navidades estáis encasa con mil aventuras para explicar. Israel interceptará las embarcaciones, hundirá sin pasajeros según considere y llevará a cabo los trámites necesarios para vuestra repatriación. A no ser, claro, que acabéis en las manos de Hamás. Allí la historia cambia.